Moi, j´adore le chocolat!

El escaparate decorado íntegramente con azúcar y chocolate ya lo anuncia, vamos a entrar en el nuevo templo del dulce madrileño, Mamá Framboise. Brownies, cookies, tartas de frambuesa que hacen honor al nombre del establecimiento y hasta los célebres muñecos de jengibre con sus bocas en infinita sonrisa dulzona.  Parece que aquí dentro todo invita a hincar el diente, ¿te apuntas a probar? 

Inspirada en el libro Cinco cuartos de naranja de Joanne Harris, Mamá Framboise nos traslada a las míticas boulangeries y pâtisseries francesas. Elegantemente decorada con un estilo provenzal con toques chic, acogedora y con un amplio mostrador que sirve de escaparate para unos productos que van desde lo más dulce hasta lo más salado, como las quiches y ensaladas.

En esta pastelería y salón de té tampoco se dejan sin hornear especialidades acordes a cada época del año como los turrones y mazapanes navideños o las monas de Pascua de chocolate. Y háganme caso, si tienen la oportunidad, no se olviden de hacer un hueco en el estómago a los deliciosos kouglof, de origen alemán, y a las Grignotines. Todo ello, eso sí, acompañado por un buen vino o licor selecto.

Al frente de la cocina de esta fábrica de delicatesen culinarias encontramos al chef pastelero Alejandro Montes. Este joven asturiano, de tan solo 27 años, gracias a su trabajo y dedicación ya ha sido reconocido con diversos galardones como el galardón al Mejor Chocolatero de España 2007 y la Medalla de Oro del Open de France de Desserts en 2010. Tras su batuta, el chef de obrador Ángel Sánchez-Infantes y un equipo humano que vela por el uso de unos ingredientes naturales y una elaboración artesanal de los productos.

Por otro lado, los servicios que ofrece son variados: Organizar el catering para eventos varios, disfrutar en casa de buenos dulces gracias al servicio take-away o, simplemente, pasar un goloso rato entre amigos en su establecimiento. 

¡Ojo, una advertencia!. Por el interés que está despertando en la ciudad suele encontrarse muy llena . Esto conlleva que muchas veces el servicio sea un poco lento. También, debido a esta afluencia de gente lo más normal es que se acabe compartiendo mesa con desconocidos, algo que no les supondrá problema alguno si se dejan llevar por su espíritu más europeo.

Por lo demás, si adoran el chocolate y son fanáticos de la buena repostería han encontrado su sitio. Para darse un capricho y embriagar los sentidos no hay más que dejarse caer por el barrio de Justicia, calle Fernando VI nº 23. Dense un gusto estas Navidades, su paladar, sin duda, se lo agradecerá.

 

 

Imágenes extraídas de www.mamaframboise.com

 

 

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