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Michael Mann apuesta por el caballo ganador para contarnos la historia detrás de Enzo Ferrari

Adam Driver como Enzo Ferrari
Adam Driver protagoniza a Ferrari. Lorenzo Sisti

La película, que cuenta la vida del cofundador de la escudería italiana durante el verano de 1957, no está gustando demasiado a prensa y público, quienes esperaban otra cosa

El cineasta estadounidense acaba de estrenar su último trabajo. Después de grandes obras como son ‘Miami Vice’, ‘Heat’, o ‘Hunter’ el director vuelve a la gran pantalla con este biopic de la vida del carismático Enzo Ferrari.

«Gané carreras, gané títulos, conseguí poles, tuve grandes sensaciones en estos años en Fórmula 1. Pero dar este pequeño paso suplementario, conducir un coche de la Scuderia, era lo que me faltaba para alcanzar la perfección» decía Fernando Alonso cuando anunció su fichaje por Ferrari para la temporada 2010. Y es que la escudería del Cavallino Rampante siempre ha estado rodeada de una mística especial. «Pídele a un niño que dibuje un coche y, sin duda, lo pintará de rojo» decía el propio Commendatore, y no le faltaba razón. No son pocos los campeones del mundo, por ejemplo Verstappen o Senna, que se han derretido en palabras a la hora de hablar de un equipo que lleva sin ganar desde 2007 (último mundial de pilotos) y 2008 (último título de constructores).

Hace poco más de una semana se anunció el que probablemente sea el fichaje más importante de la historia de la Formula 1. Lewis Hamilton, el piloto más galardonado de la historia, se une a Ferrari, la escudería más laureada de la categoría reina del automovilismo. Después de estar toda su carrera bajo la esfera de Mercedes, el heptacampeón ha decidido trasladarse hacia el norte de Italia en busca de su octavo título.

¿De qué va?

Vemos una película centrada en una época de la vida de Enzo Ferrari (Adam Driver) que está bastante lejos del lujo, del champán de los podios y las fiestas postcarrera. La cinta se sitúa en el verano de 1957, un periodo en el que el expiloto se encuentra pasando una grave crisis personal. Apenas han pasado 10 años desde la creación de esta empresa con su mujer Laura Ferrari (Penélope Cruz) que se está viniendo abajo. Un matrimonio inestable que está muy deteriorado por el repentino fallecimiento del hijo de la pareja y el descubrimiento de su esposa de un hijo ilegítimo de su marido.

¿Pero esto no iba de carreras?

En este resumen, apenas se mencionan coches y carreras, pero es que la película no va sobre eso, aunque obviamente aparecen. Las escenas de automóviles son increíbles. Nos hacen sentir la velocidad en cada curva del trazado, trasladándonos a esa mítica fecha del automovilismo internacional como era la Mille Miglia, o los circuitos de rodaje para la prueba. Pero si algo hay que destacar en este plano es el sonido, una delicia para cualquier amante del automovilismo. Nos hace agarrarnos a la butaca sintiéndonos un engranaje más dentro de esas máquinas perfectas pintadas de rojo, algo de lo que el creador de frases tan célebres como «Cuando usted compra un Ferrari, está pagando por el motor. El resto se lo doy gratis» o «La aerodinámica es para gente que no sabe construir motores» estaría orgulloso. La única falta que le encuentro en el ámbito de las secuencias deportivas son los accidentes, podrían estar más conseguidos y abusan demasiado de dramatismo.

Penélope Cruz aparece en Ferrari
La actriz española interpretando a Laura Ferrari. Lorenzo Sisti

España en la película

Nuestro país aparece bastante representado en el largometraje. No solo porque Penélope Cruz sea una de las caras más visibles del proyecto, ni por el cameo en la película de Marc Gené (piloto español de Ferrari desde 2004). Sino por la aparición de un personaje como es Alfonso de Portago (Gabriel Leone), el primer español en vestirse de rojo y en subirse a un podio de Formula 1. Este es crucial para la película, mostrándose como un elemento necesario para el organigrama de la escudería en ese momento.

El filme homenajea a Alfonso recreando un momento icónico de su vida, y una de las historias más carismáticas del mundo del motor como es «El beso de la muerte«.

Penélope Cruz es la estrella

Lo mejor, incluso más que las escenas de carreras, de toda la película es la interpretación de Penélope Cruz. Cada escena en la que aparece la devora y se hace con ella. La madrileña está increíble dando vida al complicado personaje de Laura.

Aquí llega el momento donde si no has visto la película deberías parar. Solo son dos párrafos, luego puedes seguir leyendo.

Viendo la manera que tiene el director de presentar a Laura Ferrari me esperaba que fuese «la mala» y la cinta tuviese un toque machista, pero en absoluto. En la presentación del personaje de Penélope Cruz vemos a una mujer que apunta a su marido con una pistola y acaba disparando para asustarle. El servicio no se extraña, por lo que intuimos que es algo habitual.

Me asustó que el personaje fuese así: una mujer desquiciada e impulsiva. Pero no, la historia rápidamente nos muestra que Il Comandatore no es que sea una persona muy apreciada por su núcleo más allegado. Su hijo y su amante empiezan a dudar de él, su madre no olvida a su hermano y a él lo odia… Vemos que Enzo Ferrari no tiene mucho éxito en lo deportivo y su familia tampoco lo aprecia. Todos lo desprecian y su esposa no es la «villana» de la película. Al final del filme vemos a esta como la única persona que confía en él, lo cuida y busca lo mejor para su empresa. Le cede su parte del negocio, le organiza una estrategia para salvar el nombre de la escudería y todo esto renunciando a mucho dinero de la empresa que cofundó.

Por donde íbamos…

El problema que veo en la película es su nombre. Cuando leemos Ferrari a todos se nos viene a la cabeza un coche rojo ganando una carrera. Pero viendo la película no podemos dejar de pensar que esta historia va sobre un hombre llamado Enzo, casi sin dinero, que tenía una empresa que fabricaba automóviles y en ese momento no vendía muchos. Un hombre al que no le apasiona la idea de producir más deportivos para incrementar los ingresos, porque tenía la idea romántica de venderlos para poder competir en carreras. A lo largo del metraje vemos a un individuo que ha perdido a su hijo y lo visita cada mañana, que no puede reconocer al que tiene y que está a punto de cumplir el deseo de este por culpa de su ego.

Si la película se llamase Enzo o en el cartel de la película apareciese un subtítulo con “el hombre detrás de la figura” estoy convencido de que la prensa la hubiese valorado más y los espectadores se hubiesen sentido más en sintonía con ella.

No critico la época escogida, sí cómo se ha vendido la película. Como etapa está muy bien seleccionada y es una de las más interesantes. Michael Mann acerca de la película dijo: “Escogí este año, 1957, porque muchos de los conflictos que han marcado la vida de Enzo colisionan: la empresa que le lleva a la quiebra, pierde a su primer hijo, su matrimonio se viene abajo, Piero (el hijo ilegítimo) empieza a dudar sobre su familia… Estos conflictos son universales y se unen en la vida de Ferrari de una forma muy operística y dramática” y no le puede faltar razón.

Es cierto que dos de las últimas películas que hemos visto de carreras donde aparecía Ferrari eran Rush (Ron Howard, 2013) y Le Mans 66 (James Mangold, 2019), obras que son una oda para cualquier amante del motor. Dos filmes que rápidamente calaron y se consideraron de culto entre los aficionados a la velocidad. Por eso considero que la película falla ahí, porque entramos en la sala esperando una cosa y nos damos cuenta de que el filme tiene otro tono. No es la mejor película si quieres ver coches rápidos, muchas celebraciones y una historia de carreras gloriosas. Pero tampoco es tan mala como se lee por ahí.

Carlos Samuel Herrera Martínez

Carretereño, cordobés y andaluz. Estudiante y enamorado del cine, pero sobre todo de los gatos. Jugador de baloncesto y músico frustrado, a ver si el periodismo se me da mejor.

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