Los zombies también lloran

 

Un zombie se balanceaba sobre la tela de una araña y como veía que no se caía fueron a llamar a otro zombie… Los muertos vivientes, chupasangres y todo tipo de criaturas ya sean fantásticas o de ultratumba, están hasta en la sopa. Se acabó lucir un tono saludable de piel o el típico bronceado de cabina, se lleva la palidez extrema hasta la muerte y por supuesto en temas dietéticos ni hablar de esos rollos vegetarianos, ahora la carne cruda y a poder ser bien sangrienta, por favor. Es esta reciente epidemia del fenómeno pop-teen iniciado por la saga Crepúsculo, por el cual las chicas suspiramos ante hombres sin cerebro a los que se les cae la piel a trozos, sujetos con más de una simple fotofobia y amigos urgentemente necesitados de la depilación láser. Esta semana se arrastra hasta nuestros cines Memoria de un zombie adolescente dirigida por Jonathan Levine y basada en la novela Warm Bodies de Isaac Marion.

Si debe salvarse algo más de la pira, pues termina entre ñoñerías varias parecidas a las de los pegajosísimos Bella Swan y Edward Cullen, es por su humor entre Zombies Party y un poco de Diablo Cody en Jennifer´s Body que contrarresta con esa idea final de que el amor todo lo puede. Lo mejor, la presentación inicial de un Nicholas Hoult, cada vez más aficionado a las sombras de ojos, el panorama absurdo apocalíptico, su gusto por coleccionar vinilos, las conversaciones entre gruñidos y esa manera tan peculiar de caminar que caracteriza a los muertos. Sin duda algo que hace tiempo que genera bromas elocuentes como el monólogo de Berto para Sitges Film Festival, donde nos aclara cosas como la diferencia entre el clásico paso tortuga de los zombis de Romero y la desenfrenada carrera espídica de los de Zombieland. Porque la amenaza ante un posible ataque químico que nos transforme a todos en descerebrados sin alma, con ansias de carne humana, es un género de culto que siempre nos ha interesado. Sin ir más lejos este año Brad Pitt nos dará en Guerra Mundial Z un par de consejitos para saber cómo sobrevivir a la hecatombe, a España llegará en pleno calor de agosto cuando tengamos el cerebro fundido. Pero ya teníamos referencias de sobra para la supervivencia, aparte de las míticas de Jacques Tourneur, Michael Curtiz o Ed Wood, y si no recordemos lo mal que lo pasaba Cillian Murphy por las desiertas calles de Londres en 28 días después, con su correspondiente secuela 28 semanas después, o nuestra aportación nacional con REC, donde Manuela Velasco tuvo algo más que miedo al encontrarse con la niña Medeiros. Sin duda, la reina experta en matar a todo bicho no viviente es Alice Abernathy, interpretada por Mila Jovovich que para 2014 estrena la sexta entrega de la conocida saga Resident Evil dirigida por Paul W.S. Anderson.

Los que se llevan la palma son los chicos de la serie The Walking Dead, que el pasado octubre emitieron la cuarta temporada y baten récords con audiencias que sobrepasan los 4,4 millones de espectadores. Incluso consiguieron que algunos de nuestros famosos se disfrazasen de muertos vivientes para la promoción de la entrega anterior que realizó la FOX. De historias como ésta, con tipos de cutis verdosos y harapientos danzando por las calles, nos queda para rato. Y más ahora que se ha visto rentabilizado por esta fiebre pseudo gótica de adolescentes que buscan Romeos tétricos en la edad del pavo. Entre que el ideal de príncipe ya no es Aladín sino la Bestia entre tinieblas y que cada vez más Internet, los medios y las redes sociales nos están sorbiendo los sesos, esta pesadilla de los caníbales atontados se va a hacer realidad sin necesidad de un ataque bacteriológico. Aunque al fin y al cabo los zombies no son más que una metáfora de nuestra sociedad aplicable a cualquiera de los tiempos. 

Deja una respuesta

Your email address will not be published.