Como sacados de la popular película de 2004, uno de los cinco elencos que componen los 75 niños estrenaba el 16 de noviembre en el Teatro La Latina la versión escénica del film francés.
Bajo la dirección de Juan Luis Iborra, la obra adaptada de la producción francesa adquiere un nuevo color. «Para mí la versión original era muy gris, pero estos niños tienen mucha vida». Enmarcado en la mitad del siglo XX, el colegio francés recreado por Fernando Pizarro acoge la historia de cómo la música es capaz de transformar a las personas.
Los Chicos del Coro, el musical se ha enfrentado a su primera semana en cartel con todas las localidades agotadas, batiendo un récord de preventa de entradas. Entre tonos sepias, aviones de papel y pupitres desnivelados, el público es testigo de la llegada del profesor sustituto Clément Mathieu (Jesús Castejón) al internado que regenta con mano de hierro Rachin (Rafa Castejón). Los hermanos Castejón interpretan estas dos aproximaciones a la enseñanza. «Uno enseña lo que no hay que hacer, y el otro la opción que deberíamos adoptar», comenta Rafa.
Una de las novedades que incluye esta producción son las niñas. A diferencia del film, en el que solo aparecían las tres hijas del director, representadas como educadas señoritas; Eva Diago es la responsable de un grupo de estudiantes femeninas que ha tenido que ser trasladado al internado tras el derrumbe de su colegio. Las pequeñas corren, gritan y pelean como cualquier otro niño dentro de la obra y «aportan mucho a las relaciones con los chicos» como explica Juan Luís Iborra.
Junto a los 75 niños, repartidos en cinco elencos, se encuentran Natalia Millán como Violette Morhange, Pascal Clemente en la piel de Pascal Mondain y Antonio M M interpretando a Maxence que, bajo la dirección musical de Rodrigo Álvarez, trasladan al escenario la icónica banda sonora.
Los Chicos del Coro, el musical supone un plan familiar en el que niños y mayores podrán disfrutar de esta historia en la que la música saca lo mejor de cada niño, incluso de los menos interesados. La incesante venta de entradas del espectáculo no son más que una muestra de la expectación y pasión por todo lo que envuelve a este relato, que promete seguir sorprendiendo.