Una caja de muñecas de madera, una nueva etapa en Christian Dior y un viaje a la antigua Grecia. Los desfiles de alta costura terminaban el miércoles en París y nos dejaban varios momentos para el recuerdo. En un tiempo en el que la moda se mueve a un ritmo cada vez más vertiginoso, algunos creadores han demostrado que estos desfiles no solo están para mostrar todo el poderío de las casas de moda, sino para presentar propuestas arriesgadas y contundentes.
Atelier Versace fue la encargada de inaugurar la pasarela Primavera Verano 2016 con una propuesta en la línea de la firma, con diseños atrevidos y guiños a la estética deportiva. Los cortes estratégicos, clásicos de la firma italiana, fueron los grandes protagonistas de la colección, en la que predominaron los tonos blancos.
Totalmente diferente fue la propuesta de la casa Schiaparelli en la mañana del lunes. La segunda colección de Bertrand Guyon giró alrededor de la mesa. Hortalizas, teteras o cubiertos inundaron muchas de las piezas en lo que el diseñador definió como una vuelta a las cosas esenciales de la vida. En la colección se incluía también una revisión del icónico vestido langosta de la diseñadora italiana.
El momento más esperado del lunes, y posiblemente de toda la semana, era el primer desfile de Dior tras la salida de Raf Simons de la firma. Lucie Meier y Serge Ruffieux son las cabezas visibles del taller encargado de dar un “nuevo” rumbo a la firma. El resultado es una colección que se aleja bastante de los estándares de alta costura y que se parece demasiado al trabajo de Raf Simons e incluso al de Nicolas Ghésquiere. Toca esperar para saber quien será el próximo director creativo de la casa y conocer cual será la nueva dirección que toma Dior.
Poca innovación también en el desfile de Giambattista Valli. A los habituales motivos florales y a las enormes faldas de tul, se han sumado, esta vez, una serie de vestidos de corte imperio, en un homenaje a la ciudad de París. A pesar de la repetición, el italiano ha presentado una colección, tal y como es costumbre, tremendamente bella.
En Chanel, una vez más, el foco ha estado en el espectacular decorado en lugar de en la colección. Una caja de muñecas de madera coronaba el Grand Palais, en el que Lagerfeld presentó diseños inspirados en los archivos de la casa, utilizando las señas de identidad de Chanel e introduciendo elementos como la madera en algunas piezas. Una atención al detalle y una técnica que son buena muestra del maravilloso taller que tienen en Chanel.
Y para cerrar la jornada del martes, Armani Privé presentó una delicada colección en tonos malvas y algunas piezas en negro. Pantalones semi transparentes y vestidos que, seguramente, veremos en la próxima ceremonia de los Oscar.
El dicho de “lo bueno se hace esperar” es del todo cierto en lo que a esta semana de desfiles se refiere. Maison Margiela y Valentino subieron el listón el miércoles para poner punto y final a esta edición. Con John Galliano a la cabeza y con una colección con pocas salidas la casa belga presentó una muy buena colección plagada de detalles y referencias. El diseñador gibraltareño comenzó la colección con unos diseños en blanco aparentemente sencillos, para dar rienda suelta a su creatividad, introduciendo algunas de sus señas de identidad sin perder de vista los códigos de Margiela. Piezas en las que la parte trasera es la protagonista, y en las que aparecen numerosas texturas como los brocados de las últimas salidas. En el maquillaje, creado por Pat McGrath, guiños en homenaje a David Bowie.
Los encargados de cerrar la semana de alta costura fueron Pierpaolo Piccioli y Maria Grazia Chiuri, que nos transportaron a la antigua Grecia con un precioso desfile en el que han sido fieles a la silueta y el estilo que tanto éxito les ha otorgado. Una paleta de colores y tejidos que recordaban a Venecia y Bizancio y un espectacular uso del terciopelo. Mención aparte merecen las joyas que decoraban el pelo y el cuerpo de las modelos. Piccioli y Chiuri demuestran cómo mantenerse en su estilo sin ser repetitivos. Ellos consiguen que la moda y el trabajo bien hecho importen en una era en la que, para muchos, la mayor preocupación es conseguir el mayor número de likes en Instagram.