
Suchi en la Librería Delirio. Foto: Alberto R. Roldán
«Una librería es un espacio donde se guardan ideas porque, un libro, es una idea». El autor de esta frase es Alejandro Bárzano, aunque en el barrio sus vecinos lo conocen como ‘Suchi’. Cada mañana desde hace siete años, Suchi levanta la reja metálica de la madrileña calle Sevilla 25 (Móstoles), un coqueto ángulo abarrotado de cuentos, novelas y tebeos. Se trata de la Librería Delirio Cómics, un negocio que se resiste a desaparecer. «Corren tiempos difíciles para la lírica y los comercios locales madrileños -sobre todo las librerías tradicionales- atravesamos un momento complicado», expresa, con pesar. ¿Por qué? “El aumento de costes, sumado a que nuestro ritmo de vida es cada vez más urbanita… Poca gente baja a la calle a comprar un libro, ahora lo piden por Amazon», explica. Ir a una librería, ojear una contraportada o pedir consejo al librero para decidir qué título pasa a ocupar espacio en la bolsa de viaje son actividades en peligro de extinción. Pero Suchi no es de los que se dan por vencidos. Ha creado un espacio «para todos los vecinos» con el que está «muy comprometido».
Suchi no se puede permitir poner a la venta únicamente los libros que a él le gustan, los que ponen de relevancia la situación social. La clientela de paso es inusual en un municipio tan alejado del centro y, para el selecto grupo de clientes fijos que, entre tanto, se ha ganado, es necesario que también ponga unos cuantos best-sellers en el escaparate. A pesar de todo, no son pocas las personas que se pasan a saludarle e interrumpen la entrevista. Dos adolescentes ojean los estantes en busca de un cómic que les convenza. «¿Nos recomiendas algo más ‘rojillo’?», le piden. Suchi coge un ejemplar cuya portada reza El corazón del sueño. «Este, que es pequeño y cañero», recomienda. De súbito, dos pequeñuelos irrumpen en el local y corren a manosear un dragón y un conejo hechos con cordeles. Sus padres le saludan («¿Cómo va eso, Such?»). A lo largo de la tarde se cuelan varios “colegas”, una mujer de origen africano que ha parado a verle de camino al médico, una madre con su hija… «Entra mucha gente porque hemos conseguido construir un espacio que ya es de todos y todas pero, como ves, sólo he tenido una venta», apunta. Es cierto. Pero entonces, como caído del cielo, aparece un hombre que pregunta si ya puede adquirir su gran éxito: Little Durruti.
Este librero llevaba meses dándole vueltas al problema económico que le suponía mantener a flote este «barco de la cultura» y, coincidiendo con el aniversario de Delirio Cómics, el 31 de agosto decidió actuar y lanzar la campaña de mecenazgo ‘Un libro para salvar una librería’. La respuesta resultó abrumadora. En poco menos de dos días, Suchi alcanzó su objetivo: 12.000 euros destinados exclusivamente a la librería, pero también a la contratación de un dependiente que pueda proporcionarle «vida y tiempo libre». Al término de la campaña, 1.186 mecenas habían aportado más de 26.431 euros, lo que supuso que el objetivo se cumpliera al 167%. «Es alucinante que una librería pequeña, perdida en un municipio de Madrid, haya logrado la meta en tan poco tiempo», recalca Suchi.
El libro salvador es un cuento infantil titulado Little Durruti, editado, escrito e ilustrado por el propio Suchi. «Mi librería siempre está llena de niños, por eso decidí construir un libro para ‘peques'», explica. Se trata de un pequeño texto ilustrado con voluntad pedagógica «de ida y vuelta” porque, según explica en el portal para aportaciones, «está hecho de lo que nos gusta enseñar a los niños y niñas y de todo lo que nos han enseñado ellos y ella». El libro trata de «no educar en la diferencia», por eso lo copan personajes de distintos géneros, razas y capacidades. Al momento de dar con la idea, Suchi le anunció la propuesta a los más pequeños. «Consideré que tenían que ser los primeros en enterarse, porque el cuento era para ellos y porque me tienen mucho cariño». A la hora de plantearles la situación, les dijo: «Tengo una noticia buena y una mala. La mala es que la librería va a cerrar. La buena es que… ¡vamos a escribir un libro para salvarla!». Inmediatamente, le preguntaron qué podían hacer ellos.
Y la red se inundó de hashtags (#DelirioNoSeCierra, #NiUnaLibreríaMenos), comentarios e internautas dispuestos a colaborar económicamente. Por ello, dentro de las recompensas del proyecto, Suchi ha decidido que para quienes recojan el libro en tienda física, los gastos de envío correrán a cargo de Delirio Cómics. Y para las librerías que quieran acoger a Little Durruti, también tienen preparados «unos cuantos regalitos».
Crecer amando, una de las muchas enseñanzas que nos aporta @delirioenlaweb, sólo por eso no podemos permitir su cierre #DelirioNoSeCierrahttps://t.co/QJ74zqeRbY
— Mónica Monterreal (@mmonterreal) 31 de agosto de 2018
Para despedirse, Suchi recalca que este proyecto no ha dejado de enseñarle cosas sobre los libros y las personas: «Ha habido lagrimones, cariño y aprendizaje colectivo. En estos años he conocido a multitud de libreros y libreras de los que he aprendido muchísimo; que mantienen espacios de vida en sus barrios a costa de un esfuerzo casi titánico». ¿El objetivo? «Creemos firmemente que las librerías son un pulmón en cada barrio o ciudad, lugares donde se respira cultura y libertad de pensamiento. Ocio, creatividad e imaginación en cajitas de papel».
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