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Las palabras que surgen de lo más profundo de nuestras carnes

Una de las escenas de coreografía de la obra Las palabras de la carne

Las palabras de la carne llegó el pasado fin de semana a la sala Cuarta Pared, dentro de la VII Muestra de Creación Escénica Surge Madrid.

Tres hermanos, dos chicas y un chico, vestidos de negro en el velatorio del padre. Él (Carlos Gorbe), que decidió abandonar pronto el nido y vivir alejado de su familia, es increpado por una de las hermanas (Elena Esparcia), que se mantuvo en primera línea y acompañó siempre a los padres, incluso en su lecho de muerte. Mientras, la otra (Alessandra García), intenta poner paz entre ambos y buscar un punto medio a su discusión. A él: “me alegro mucho por tus viajes, pero me dan igual”; a ella: “deja de pensar que el destino ha estado en tu contra toda la vida”.

Bajo esta premisa, una escena tan clásica de la cultura popular y familiar española, parte Las palabras de la carne. Y no quiere decir que sobre ella verse el resto de la obra; quiere decir que esos sentimientos tan propios del ser humano y de los españoles, como pueden ser los celos y la envidia, son los que la sustentan.

Escena de la discusión familiar durante la obra Las palabras de la carne, en la sala Cuarta Pared de Madrid.
Escena de la discusión familiar, inmortalizada por Virginia Rota.

Escrita por José Andrés López, quién es también el cuarto en escena y director junto a Virginia Rota (más encargada del apartado visual), Las palabras de la carne trata así de sacar a relucir la esencia misma del ser humano, abordando unos sentimientos que, efectivamente, surgen de lo más profundo de nuestras entrañas y no siempre podemos ni queremos evitar. Para lograrlo utiliza multitud de técnicas, desde coreografías dirigidas por Luz Arcas, viewpoints de danza (llegar a la fuente de la inspiración a través de la improvisación) o spoken words sobre bases de techno, introduciéndonos por momentos en una rave, y de folklore andaluz, haciendo un guiño a sus orígenes (José Andrés es de Málaga) y, sobre todo, asociando todo este cúmulo de cosas con nuestro país y los sentimientos que lo mueven.

El encargado del apartado musical, por cierto, es el propio actor Carlos Gorbe, y los audiovisuales y la iluminación de Jorge Colomer, en este sentido y en toda la obra, también son claves para mantener en todo momento al espectador de la sala Cuarta Pared en estado de tensión.

“Queríamos hablar del conflicto en las familias, de competitividad, de envidia y rencores pasados en España, dando una metáfora del cainismo en nuestras almas».

El texto de José Andrés está muy cuidado, y su interpretación por parte del reparto es de enorme mérito, por la complejidad que atesora y porque está plagado de monólogos de los personajes dirigidos al público. Aquella escena familiar del comienzo de la obra funciona así como metáfora de todo lo que se va a tratar después, combinando teatro textual y físico: “Queríamos hablar del conflicto en las familias, de competitividad, de envidia y rencores pasados en España, dando una metáfora del cainismo en nuestras almas. Todo nació de conversaciones con Virginia Rota, de poder cohesionar mi texto y su imagen” comenta el joven dramaturgo, fundador de Viviseccionados en 2015, y que con esta suma ya siete obras.

Las palabras de la carne, estrenada en el mes de abril en el malagueño Teatro Echegaray, seguirá girando por España a la espera de confirmar más fechas; como lo harán, de igual manera, otras obras de la compañía, como la aclamada y premiada Fauces.

 

Manuel Gamarra

Cultureta crónico, friki furgolero y pesado en general. Periodista aporreador de teclados que escribe sobre cine, música y series en Europa Press y en Cultura Joven. Todos los caminos llevan a Roma, pero yo solo quería volver a casa.

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