2013, el bicentenario del romanticismo

‘Il Trovatore’, ‘Rigoletto’ y ‘La Traviata’. Este viernes pasado, se estrenó esta última, que cerrará el cartel del ciclo proyectado en el Nuevo Teatro Alcalá. ‘La Traviata’, a pesar de su rechazo inicial por la sociedad intelectual de su época, ha acabado siendo una de sus obras más populares, cuya melodía y más particularmente el brindis Libiamo! resulta familiar hasta para los no aficionados.

Verdi y su libretista Francisco María Piave situaron esta ópera en época contemporánea, más concretamente en 1853. Verdi compuso esta pieza, después del impacto que le produjo ver en París, la representación teatral de La Dama de las Camelias’. El revuelo que provocó en su estreno, se debió en gran parte a una concepción de que la ópera debía reflejar tiempos pasados, ya que no veían adecuado mostrar un ambiente contemporáneo donde los intérpretes cantasen. Chocaba la crudeza real de la escena con la elaborada emisión del bel canto. Por tanto, se decidió ubicar la historia en el siglo. XVIII. En 1959 el crítico A. Basevi describió la ópera, como un intento de  “volver afable un tema inconveniente”.

Pero no solo esto produjo el rechazo inicial. La mediocridad del reparto que la interpretó en su estreno en La Fenice de Venecia, tuvo mucho que ver. Graziani, que interpretaba al protagonista, estaba ronco; Varesi, el padre de éste, mostraba poco interés o esfuerzo en la partitura; y la soprano Salvini-Donatelli, que chocaba bastante con su personaje por su exuberante cuerpo, no resultó creíble, sobre todo, cuando muere de tuberculosis. Al año siguiente se reestrena en el Teatro San Benedetto de Florencia y obtiene el éxito.

Sea como sea, ‘La Traviata’, es y seguirá siendo una obra de culto de la ópera romántica, imprescindible para todo aquel que le guste la ópera o que quiera que le empiece a gustar.

 

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