‘La serpiente’ de Goeritz visita el Museo Reina Sofía

La Serpiente

La serpiente, pieza del escultor mexicano de origen alemán Mathias Goeritz, realiza una visita a la capital española, para alojarse en la tercera planta del Museo Reina Sofía, materializada en una maqueta con atuendos de cartón ensamblado en negro, que realzan la sinuosidad del trazo, convertida a lo largo de los años en la firma de autor del artista.

La reproducción de la «modelo inicial» permanecerá en dicho museo desde el 12 de noviembre hasta el 13 de abril de 2015, acompañada de todos sus variantes prototipos. La exposición, organizada de la mano del comisario Francisco Reyes Palma, recopila toda la obra gestada en el Estado de México, lugar al se traslada el escultor en 1949 y donde residirá el resto de su vida.

 Modelos
Variantes prototipos de «La Serpiente» de Goeritz

La «icónica figura» que alude al origen mítico de la cultura prehispánica, con dimensiones reales de ocho metros de largo por tres de alto, nació en 1953 en la inauguración del Museo El Eco, un espacio dedicado a exhibir exclusivamente obras experimentales, que Goeritz diseñó gracias a la experiencia creativa aunada en Europa y que le catapultaría al éxito internacional.

Nacido el 4 abril de 1915, en la ciudad de Danzig, del antiguo imperio alemán, hoy en día conocida como Gdansk ( Polonia), presentó en su juventud vocación dividida, estudió arte en la Escuela de Artes y Oficios de Berlín-Charlottensburg y se doctoró en filosofía e historia del arte en la Universidad de Berlín, profesión que ejerció durante la turbulenta etapa de entreguerras. Fue años más tarde cuando se inició en el mundo de la pintura, coincidiendo con su estancia en el consulado alemán del protectorado español de Marruecos.

En su deseo de establecerse como promotor cultural, antes de abandonar el continente europeo, el artista vivió una temporada en España. Se mudó a Granada en el 1945 y tres años más tarde a Santillana del Mar, donde fundó la Escuela de Altamira, que seguía la línea estratégica de aspectos rupturistas característicos del movimiento vanguardista, bajo el lema «Todos los hombres, por fin hermanos, se convierten en artistas», en alusión al fin de la II Guerra Mundial.

Veinticuatro años después de su muerte, Madrid revive el legado aportado al campo de la pintura, escultura y arquitectura, fruto de su manifiesto de arquitectura emocional, poema plástico, que acude a la monocromía y al rechazo del ángulo recto para reclamar la dimensión monumental de la superficie pictórica y trasformar la realidad en un entorno performático. Es por ello que la síntesis de toda su trayectoria como artista, será siempre la protagonista «geometría retorcida».

Marina Fernández Maestre

Arquitecta, apasionada del periodismo y amante del mundo de la cultura. De espíritu inquieto, movido siempre por la filosofía de descubrir, conocer y aprender viajando por todo el mundo. Mi ideal en la vida, seguir creando nuevos proyectos.

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