España vive en cuarentena, es una realidad. Millones de personas disponen de más tiempo libre, lo que ha generado un incremento en el consumo de cultura, mediante diferentes vías como la lectura o el cine. Sin embargo, podemos aprovechar la coyuntura para, lejos de continuar viendo como mero entretenimiento, aprender a mirar. Es entonces cuando podemos darnos cuenta de que aunque el argumento sufra diversos cambios, la esencia es idéntica.
Elizabeth Bennet (1813), Catherine Morland (1798), Don Quijote de La Mancha (1605) y Bridget Jones (1996) tienen más en común de lo que uno puede pensar. Hablar de estos personajes es referirse a Jane Austen, Miguel de Cervantes y Helen Fielding.
La mayoría de las obras de Jane Austen hacen alusión de alguna forma a lo que representa la figura de El Quijote, un héroe, como lo es la protagonista de Orgullo y Prejuicio, quien ha cobrado vida en el cine en varias ocasiones.
Elizabeth Bennet es una joven particular, nada similar a las mujeres de su misma edad, se permite ciertas concesiones que cualquiera tacharía de inadecuadas y más en el siglo XVIII. Juega con las ironías y en una época en la que la meta de todas las mujeres es encontrar marido, defiende su inamovible idea de casarse por amor. Su conducta refleja un comportamiento atípico y se alza como heroína, de la mima manera que Don Quijote. Aunque el personaje de Cervantes es más notable en La abadía de Northanger, también obra de Austen donde Catherine Morland, una joven que carece de belleza y de inteligencia, confunde la realidad debido a la ingente cantidad de novelas que ha leído.
Cervantes y Austen comienzan El Quijote y Orgullo y Prejuicio con «en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme» y «es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa», respectivamente, líneas que se han convertido en las más populares de ambos autores. Otra similitud de las dos obras es la relación de Elizabeth con su hermana Jane, que recuerda a la que tenía la autora con su hermana Cassandra, pero también a la existente entre Don Quijote y Sancho Panza.
Orgullo y Prejuicio, y El diario de Bridget Jones
En 2001 se estrenó El diario de Bridget Jones (2001), película que toma la obra como modelo para adaptarla a la contemporaneidad. Está basada en la novela homónima de Helen Fielding, periodista que escribía una columna sobre una mujer treinteañera en un periódico británico.
Bridget Jones es una periodista soltera con una madre insistente en que encuentre novio. «Todos los años trata de emparejarme con algún muermo de mediana edad con cabellera espesa», dice Bridget en los primeros minutos del largometraje. Esto lleva a recordar la mayor preocupación de la madre de Elizabeth Bennet, emparejar a cada una de sus niñas. «Su meta en la vida era casar a sus hijas, su consuelo, las visitas y el cotilleo», así lo plasma Austen. Bridget conoce a Marc Darcy, un hombre culto y rico, en una fiesta, al igual que en el libro. Daniel Clever (Hugh Grant) está basado en el señor Wickham, ambos se encuentran en un conflicto aunque las razones sean diferentes a las que aparecen en la novela. Cabe resaltar además que Marc Darcy es interpretado por Colin Firth en El diario de Bridget Jones al igual que en la serie Orgullo y Prejuicio.
Se aprecian rasgos de Elizabeth Bennet en Bridget Jones, pese a que no usa un lenguaje adecuado y culto como sucede en la obra de Austen y que sin embargo, sí utiliza Marc Darcy, Bridget dice lo que piensa en todo momento, aunque no sea lo correcto. Estos aspectos reflejan cómo algunas características del Romanticismo (siglo XVIII) siguen vigentes en la actualidad, como es el caso de la «no censura».
Actualmente las personas viven inmersas en un mundo digital, para muchas de ellas la cultura que predominaba en los siglos anteriores se ha desvanecido. No obstante, aunque hayan pasado 400 años de El Quijote, se puede reflexionar sobre la utilidad de la obra en la creación de otras. El carácter quijotesco se observa en series y películas actuales donde se siguen mostrando relaciones que tienden a recordar al hidalgo caballero y su escudero. A pesar de ello, algunas personas optan por alejarse de estos trabajos porque son ‘antiguos’. Sin embargo, siguen presentes, aunque uno no se percate de ello.
Don Quijote de La Mancha, Elizabeth Bennet, Catherine Morland y Bridget Jones son solo un ejemplo de personajes a los que les unen múltiples características a pesar de estar desarrollados en diferentes lugares y distintas épocas. Un trasfondo que solo se descubre cuando se deja de ver y se empieza a mirar.
