Nutareza y cultura oídas con los ojos de Cecilia Paredes

Dafne
Dafne. (El Bosque)

Naturaleza, mitología, historia, cambio, conciencia, migración. Son tan solo algunas de las palabras que pueden definir la obra de la peruana Cecilia Paredes (Lima 1950). Quien, con gran interés por el pasado, combina en sus piezas elementos de ciudades indígenas y reutiliza materiales desechados; apropiándose así de otros lenguajes que mezcla para crear uno nuevo y personal que le permita cuestionar la sociedad contemporánea y el engaño de su apariencia.

El espacio Tabacalera Promoción de Arte, en colaboración con la Galería Blanca Berlín (Madrid), mostrará hasta el próximo 10 de enero Oyendo con los ojos. Un trabajo de experimentación y combinación técnica en el que la artista manifiesta, por medio de esculturas, instalaciones y sus características photoperformance, el paralelismo de unos discursos resueltos a partir de  un estudio histórico que pretende corregir los errores cometidos con el medio natural, considerado como el punto de equilibro del mundo.

Tomando como fondo un espacio industrial y en gran deterioro, Cecilia Paredes consigue que el público sea consciente, en todo momento, de la importancia y fragilidad del resto de seres vivos que conviven con el ser humano. Convirtiendo así los sentidos en otro de los grandes protagonistas de la exposición.

photoperformance
Photoperformance donde se camufla Cecilia Paredes

El visitante podrá escoger con total libertad la dirección de su recorrido. No obstante, el silencio y la tenue luz de una amplia sala será el primer impacto para cualquiera que se acerque a observar este trabajo.
Seguidamente, el sonido de la lluvia acompañará los primeros minutos de una obra en la que, a través  del camuflaje, la propia artista se convierte en espectador. Pero, como su propio título indica, los ojos  ayudarán al visitante a captar la esencia de la línea discursiva y, sin llegar a palpar, percibirá las diversas texturas del entorno, las cuales funcionan como metáfora de la riqueza cultural del mundo.
Los reflejos, las luces y las sombras juegan de tal forma con los espacios que en tan solo unos metros, la mente puede desplazarse, sin dificultad, al mar o al bosque, al igual que puede sentir ligereza  en contraste a la pesadez de alguna de las pequeñas habitaciones. Junto a esos cambios ambientales, Cecilia Paredes plasma también la evolución de la vida por medio de las decisiones, las cuales pueden llevar al hombre a alejarse de sus orígenes y entorno familiar, aunque no por ello los olvide, del mismo modo que tampoco debe descuidar la naturaleza. La artista conoce de primera mano esta sensación, ya que a lo largo de su vida y tras desarrollar múltiples personalidades en su obra, la migración se ha convertido en parte de su identidad.

Estáticas o en movimiento las palabras son también importantes en el lenguaje de la muestra;creando figuras, desubicando al visitante o narrando el paso del tiempo que marca el tránsito de las personas por el mundo, funcionan como elemento de perpetuidad sobre la memoria y los sentimientos .

Todos estos elementos están conectados y entrelazados por medio del tejido, concebido como un proceso en el que el hombre imita a la naturaleza y de la cual se sirve para crear materiales artificiales, algo que la propia artista reproduce en los falsos espacios que crea, partiendo de la realidad y reflexionando sobre la fugacidad del cuerpo que, a su vez, necesita de un entorno para poder existir. Un entorno que ayude al hombre a ser consciente de las repercusiones de sus actos y  le devuelva su ética.

Siendo su seductora estética o reflexión, lo que anime al público a acercarse a ver esta exposición, es claro que los sentidos no quedarán indiferentes ante el mundo que construye Cecilia Paredes.

 

COMO ACTOR VACILANTE EN EL PROSCENIO
Como actor vacilante en el proscenio
Que temeroso su papel confunde,
O como el poseído por la ira
Que desfallece por su propio exceso,
Así yo, desconfiando de mí mismo,
Callo en la ceremonia enamorada,
Y se diría que mi amor decae
Cuando lo agobia la amorosa fuerza.
Deja que la elocuencia de mis libros,
Sin voz, transmita el habla de mi pecho
Que pide amor y busca recompensa,
Más que otra lengua de expresivo alcance.
Del mudo amor aprende a leer lo escrito,
Que oír con ojos es amante astucia.

William Shakespeare

Lidia Torres Torres

"La civilización es la erudición; pero la cultura es el pensamiento"
Elizabeth de Austria

Deja una respuesta

Your email address will not be published.