La honestidad por bandera

En plena gira por Sudamérica, donde sus conciertos suelen colgar el cartel de “no hay entradas”, Rosana anuncia los primeros conciertos que, en verano, le traerán de vuelta a escenarios españoles. Una buena oportunidad para descubrir la energía que caracteriza a la intérprete canaria en sus directos y que transmiten los treces temas que componen su último disco, ¡Buenos días, Mundo!Continuando la estela de sus trabajos de estudio más recientes, Magia y A las buenas y a las malas, la artista expone una declaración de buenas intenciones con ritmos rock, reagge y reminiscencias blues y soul.

 

Sus letras, cargadas de mensajes optimistas en tiempos de crisis, reflejan una clara conciencia sobre la necesidad de cuidar el planeta y comprometerse con la sociedad a través de pequeños gestos.Mi trozo de cielo, la carta presentación, es una de las únicas dos baladas del disco que recuperan a una Rosana de tónica más romántica y con un texto de mayor elaboración en comparación con la mayoría de los temas. A pesar de la acertada producción y una voz madurada por la edad, la cantautora no puede evitar caer en reiteraciones o en un mensaje de positivismo que tanto ha encabezado que termina por sonar demasiado ligero y vacuo como sucede en Todo es empezar o Como un guante.

A pesar de que en el estilo rockero, la compositora ha encontrado una identidad propia, se siente la ausencia de aquellos sonidos más latinos, con bases melódicas, en el que cabían por igual bolero, ranchera, pop y flamenco. Si tú no estás aquí, Contigo o Lunas rotas poseían un encanto artesanal. Sin embargo, si algo caracteriza a Rosana es la honestidad con la que entrega y se entrega en cada proyecto. Ese componente, de una sensibilidad genuina, la convierte en una artista muy especial. 

 

 

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