La épica insulsa de Blancanieves

Cartel

«Espejo espejo mágico, dime una cosa; qué mujer de este reino es la más hermosa». No son más que simples palabras y, sin embargo, ejercen un efecto muy determinado en quien las escucha: durante un instante, una expresión de verdadero pavor cruza su cara, los pelos del brazo se le erizan y un sentimiento de inquietud invade todo su cuerpo mientras en su mente se va dibujando el busto de la malvada bruja de Blancanieves. Una bruja que en el pasado estaba limitada a las dos dimensiones, su figura perfilada por trazos de lápiz y el interior coloreado con pinturas. Una bruja que a partir de ahora tiene un rostro humano –un rostro de gran belleza pero frío como un témpano−, el rostro perfecto del ángel malvado y cruel: el rostro de Charlize Theron.

Y es que Charlize Theron, con su soberbia interpretación de la bruja Ravenna, es uno de los pocos aspectos destacables de la última versión cinematográfica del cuento de Blancanieves. La película se titula Blancanieves y la leyenda del cazador, un título muy acorde con la historia, que se presenta ligeramente alterada y mucho más oscura en comparación con la versión a la que estamos acostumbrados: la del clásico de Disney Blancanieves y los siete enanitos.

La bruja RavennaEn esta nueva recreación del cuento de los Hermanos Grimm, el cazador (Chris Hemsworth), en lugar de cumplir las órdenes de la bruja y matar a Blancanieves, se apiada de ella y acaba convirtiéndose en su protector −y enamorado−, ayudándola en su cruzada para vencer a la malvada bruja y recuperar así el reino de su padre. Una historia facilona y muy predecible, llena de escenas que recuerdan en exceso a clásicos del género como La princesa prometida o La historia interminable; y que además cuenta también con su propio Robin Hood, un guapísimo arquero llamado William (Sam Claflin) que está enamorado de la princesa. En cuanto a la princesa, se hace difícil llamarla  Blancanieves en lugar de Bella Swan porque Kristen Stewart no consigue superar su personaje en Crepúsculo y nos ofrece una interpretación calcada al milímetro de la que desarrolla en la saga sobre vampiros y hombres lobo.

Ahora bien, no todo son críticas negativas para la cinta del director debutante Rupert Sanders. La producción de la película corre a cuenta del productor de Alicia en el País de las Maravillas, y su presencia se nota. La fotografía y los efectos especiales son absolutamente impresionantes. Las imágenes se vuelven preciosas instantáneas que muestran un mundo de fantasía de tal belleza y colorido que bien podría competir con los mundos fantásticos construidos por la imaginación. Pero una fotografía excelente y una bruja terrorífica no son elementos de suficiente envergadura como para catapultar una película mediocre a la categoría de peliculón. Añadimos otro título más, por tanto, a la lista de películas entretenidas que pasan ante nuestros ojos sin pena ni gloria y que sólo sirven para pasar el rato; y suma y sigue.

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