La delicadeza. Julia Margaret Cameron

Beatrice · Julia Margaret Cameron · 1866
Beatrice · J. M. Cameron · 1866

Ser pájaro y jaula a la vez. Desear el alma una libertad que el cuerpo, con sus movimientos, con sus acciones, no se aventura a permitir. La inmovilidad que aprisiona la inmaterialidad. Las fotografías de Julia Margaret Cameron (1815-1879), bajo el velo invisible y mágico del desenfoque, tienen en sí la belleza de la melancolía. Hoy, conmemorando su nacimiento y la primera muestra al público de su obra, la Fundación Mapfre ha organizado una exposición dedicada a ella. A la fotógrafa tardía del Romanticismo bucólico y roto.

El don de Julia tardó en florecer. Fue la más extravagante y despierta de siete hermanas, y llevaba en ella la luz de la Poesía. El hálito de una belleza misteriosa, encerrada y sutil, expresada en fotografías. El descubrimiento del cauce por el que dejar respirar y fluir lo que desde su interior deseaba crear, lo que observaba a su alrededor, lo que el mundo la inspiraba.

«Aspiro a ennoblecer la fotografía, a darle el tenor y los usos propios de las Bellas Artes…».

En un viaje a Sudáfrica, el astrónomo John Herschel le descubrió, como a una estudiante entusiasmada ante las puertas del saber, la fotografía. Pero no fue hasta 1863, en su cumpleaños, cuando aquel don que esperaba paciente el momento, al fin despertó. «Quizá te divierta, madre –rezaba la nota que acompañaba a la cámara– intentar hacer fotografías durante tu soledad en Freshwater». Esa soledad no desapareció, sino que, bajo una nueva forma, convivió para siempre con ella a través de las imágenes que, con pasión, comenzó a capturar como a preciosas mariposas desde entonces.

«…combinando lo real y lo ideal, sin que la devoción por la poesía y la belleza sacrifique en nada la verdad». (J. M. Cameron)

Whisper of the Muse · Julia Maragret Cameron · 1865
Whisper of the Muse · J. M. Cameron · 1865

La exposición, a lo largo de sus dos plantas y sus paredes gris acero, recorre las etapas más importantes y definidas de la trayectoria profesional de Julia Margaret Cameron: Del primer éxito al South Kensington Museum (actual Victoria and Albert Museum, hogar de sus fotografías desde el comienzo), Electrizar y sorprender, Fortuna además de fama, Sus errores eran sus éxitos y Los contemporáneos de Julia; una sección dedicada a los nombres más relevantes de sus compañeros de vocación decimonónicos, como Geoffrey Bevington, Roger Fenton o Lady Clementina Hawarden.

La literatura y el arte convivieron siempre con Julia. Además de familiares y amigos, escritores y poetas que también lo fueron posaron para ella, como Henry Taylor o Alfred Tennyson quien, años más tarde, la invitaría a recrear una serie de fotografías para su poemario Idilios del rey. En sus retratos convertía a sus modelos en personajes enigmáticos y reservados, pensativos, distantes. Y muy líricos. Bucólicos ausentes. Junto a los retratos, también desarrolló una serie de Madonnas; inspiradas en el Renacimiento más espiritual, o conjuntos de fotografías alegóricas y narrativas para las que elegía pinturas de Rafael o Miguel Ángel como fuentes de inspiración.

«Al dar con algo que a mis ojos resultaba bello me conformaba, sin pararme a ajustar la lente en busca de esa nitidez en el enfoque que tanto persiguen los demás fotógrafos». (J. M. Cameron)

Su técnica, rebelde, hermosa y peculiar, adquirió seguridad y presencia con el tiempo; seguridad y presencia que la propia Julia ganó. En las cartas que se exponen en algunos rincones de la exposición –la mayoría dirigidas a Henry Cole, director fundador del South Kensington Museum de Londres–, leemos a una Julia confiada, que no esconde ni disimula su deseo de exponer sus fotografías allí. Una Julia de caligrafía grande, voluminosa, irregular y frenética, que acompaña a su espíritu pero contrasta con sus retratos, tan silenciosos y cautos.

Julia Jackson · Julia Margaret Cameron · 1867
Julia Jackson · J. M. Cameron · 1867

Fue criticada por ellos. Por su fotografía, poco convencional y académica, con desenfoques deliberados y defectos e imperfecciones del proceso creativo que dejó, también a propósito, para que formaran parte de sus obras. Porque la fotografía no es únicamente la imagen que se obtiene sobre el papel; se inicia desde la mirada de quien, antes que con la cámara, fotografía con el alma. Y la mirada de Julia buscaba belleza, una belleza, su belleza. Y si ésta era hallada por medio de técnicas “mejorables”, o registros de luz poco apropiados o inconscientes, qué más le daba a ella. Lo importante estaba más allá de todo eso. Era más que eso. Era la esencia. Haber capturado el instante de una belleza cautiva(dora).

La fotografía de Julia Margaret Cameron. Ser pájaro y jaula en un mismo espacio, en un mismo ser.

 

 

Información práctica

Lugar: C/ Bárbara de Braganza 13, Madrid

Fecha: Hasta el 15 de mayo de 2016

Horario: lunes de 14 a 20 horas, de martes a sábado, de 10 a 20 horas, y domingos y festivos de 11 a 19 horas

Precio: 3€ (reducida 2€)

 

Andrea Reyes de Prado

«Lo que permanece lo fundan los poetas» (F. Hölderlin).
Humanista, curiosa, bibliófila, dibujante y extemporánea.

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