«La Befana vien di notte con le scarpe tutte rotte, col cappello alla romana, viva viva la Befana»[1] En la mágica noche entre el 5 y el 6 de enero, una vieja bruja cruza el cielo encima de su escoba. Lleva un vestido misero, calcetines y zapatos rotos, y con un gran sombrero esconde el larguísimo pelo blanco. Es la Befana, personaje popular de la tradición italiana, que el día de la Epifanía trae pequeños regalos a los niños que se han portado bien durante todo el año.
Antes de irse a dormir, los niños, un poco aterrorizados por la posibilidad de encontrar a la viejecita en la oscuridad de la noche, dejan sus calcetines colgados en la chimenea, como regalo para la Befana. La vieja bruja, amada por los niños que al despertarse encuentran sus calcetines llenos, suscita también un poco de terror por su aspecto. Por la mañana, mágicamente los calcetines están llenos de dulces, chucherías, naranjas, nueces y castañas, pero cuidado a veces están llenos de ceniza y carbón.
¿Como nace la tradición de la generosa viejecita? Son muchas las leyendas y las historias sobre su origen: las primeras, de las que tenemos memoria, son del siglo XIII. El mito popular se mezcla con elementos folclóricos y religiosos: la Befana trae los regalos a los niños como recuerdo de los regalos que los Reyes Magos trajeron al niño Jesús.
Según la leyenda los Reyen Magos, no pudiendo encontrar la vía para llegar a la gruta de María y José, pidieron ayuda a una viejecita que no quiso ir con ellos. Poco después, la pobre vieja se arrepentió de su actitud y decidió ir a buscarlos trayendo consigo unos regalos para el niño Jesús. Así, con la esperanza de encontrarlo, empezó a ir de casa en casa dejando regalitos a los niños que ahí vivían. Desde entonces, la Befana la noche del 5 de enero viaja por el mundo encima de su escoba, trayendo regalos a todos los niños para hacerse perdonar.
Hay también otra versión de la historia. Se dice que en la duodécima noche después de nochebuena se celebraba la muerte y el renacimiento de la Madre Naturaleza. Cansada por el trabajo de todo el año, en aquella noche la Madre Naturaleza aparecía bajo los semblantes de una vieja bruja. Poco antes de morir, para poder renacer joven de sus cenizas, iba viajando con su escoba a dejar regalos para todo el mundo.
Tradición popular o religiosa, la Befana sigue siendo un personaje fundamental del imaginario colectivo y de las fiestas navideñas: ídolo y terror de todos los niños.
[1] Traducción: «La Befana se va por la noche con los zapatos todos rotos, con el gordo a la romana, viva viva la Befana».