Un musical diferente

El coreógrafo Javier de Frutos nació en Venezuela donde comenzó sus estudios de ballet. Gran parte de su carrera la ha desarrollado en Gran Bretaña. En estos momentos dos de sus trabajos se pueden ver en Londres: Ragtime, en el teatro al aire libre Regent’s Park, y, tras el éxito de la pasada temporada, London Road, en el National Theatre. Coincidiendo con la vuelta de este último a los escenarios hemos tenido la oportunidad de hablar con el famoso coreógrafo.

 

 

London Road no es un musical típico. ¿Cómo lo definirías?

No es un musical como la gente piensa que es un musical, no tiene nada que ver. Está basado en los crímenes de Ipswich, mataron a cinco prostitutas. Pero no es acerca de ellas, sino de los vecinos que sufrieron en manos de la policía, de la prensa. Es un poco esta tragedia lateral.

Para contar la historia se utiliza las palabras de los vecinos.

Es una técnica que en inglés se denomina verbatin. Se realizan entrevistas a las personas que han vivido los acontecimientos, después se reproducen las palabras, la respiración.

¿Cómo ha sido su trabajo como coreógrafo?

Es un trabajo de movimiento más que coreográfico, dirección de movimiento más que coreográfico. Tiene que estar muy unido al texto. Es gente real, tenemos que hacer un trabajo de investigación basado en como escuchamos el sonido de ellos, como pensamos que es esa gente, como se sienta, habla, se expresa, camina, corre, todo esto. Esta investigación es un trabajo documental y es diferente a todos los que había hecho anteriormente. Ha sido un placer enorme.

Creo que una de las partes más complicadas es cuando los actores les va rodeando una cinta de policía.

Si, pero además es todo completamente justificado. Es una parte del espectáculo en la que los vecinos se quejan de que la policía les ha atrapado en su propia casa durante la investigación. Es una cuestión casi cristalina, muy sensible, muy sensitiva. Ha sido un trabajo con el pincel pequeño, en vez del grande con el que se hacen las coreografías de otros musicales.

¿Este no es su primer trabajo con el director Rufus Norris?

Si hicimos Cabaret. Death and the King’s Horsemen, la obra más importante de la literatura africana y London Road. Tres trabajos totalmente diferentes.

Algunos de los actores representan varios papeles. ¿Cómo lo ha plasmado en el escenario?

Rufus y yo trabajamos muy juntos, también con la diseñadora Katrina Lindsay para asegurarnos que en los cambios en escena de los personajes, el trabajo actoral, el de movimiento y el de diseño están unidos. Lo que realmente no queríamos hacer que el público notara que el director se ha ido a almorzar y el coreógrafo ha entrado. Hemos trabajado desde el principio con cada escena, con cada personaje, haciéndoles ver que el movimiento les iba a hacer más creíble su manera de actuar.

Por London Road recibió una nominación como mejor coreógrafo a los premios Oliver.

Fue una sorpresa enorme el haber recibido esta nominación por London Road, primero porque es un trabajo pionero. Una labor casi invisible. Ser reconocido por el Oliver es fantástico. Con esta nominación me siento más orgulloso que cuando lo gané por Cabaret.

¿Os ha sorprendido la respuesta tan positiva del público con una obra tan difícil?

No pensamos que el público iba a abrazarla de la forma que lo ha hecho. La estrenamos en la sala pequeña del National Theatre y ha vuelto ahora a la sala grande y sigue llenando. Una gran sorpresa y un placer.

El musical London Road permanecerá en cartel hasta el 6 de septiembre en el National Theatre de Londres.

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