IAN CURTIS: PLACERES DESCONOCIDOS

Ian Curtis, fotografía de Joy Division: The Eternal (enkiri.com)

Joy Division, «la división de la alegría»: un grupo de mujeres judías obligadas a prostituirse para los nazis dirigentes de los campos de concentración; también, un nombre controvertido y provocador para una banda que hizo del concepto de lo siniestro en la música algo puro y sincero, sin grandilocuencias, sin imposturas. Ian Curtis, Peter Hook, Bernard Sumner y Stephen Morris formaron Joy Division en 1978 cuando Ian Curtis tenía 22 años. Hoy hace exactamente 31 años que Ian Curtis se suicidó colgándose en la cocina de su casa de Macclesfield. Escuchando The Idiot de Iggy Pop, tras ver su película favorita, Stroszek de Herzog, Ian Curtis decidió no seguir más ni con su vida, ni con su retórica, ni con su música, ni con los que le rodeaban.

En Gran Bretaña, el punk estallaba con una rabia inusitada; eran los 70 de la revolución, del Never Mind The Bollocks pero también de una orquestada moda punk dirigida por Vivienne Westwood y Malcolm McLaren (el Yoko Ono de los Sex Pistols; el manager que, irónicamente, se enriquecía a costa de la supuesta anárquica revolución que Joy Division (Enkiri.com)propugnaba). Ian Curtis, por su parte, veía en Manchester una ciudad deshumanizada por la industrialización de la que evadirse tras un libro de Borroughs, la música de la Velvet Underground y las figuras de Lou Reed y, sobre todo de Iggy Pop. Curtis llevó estas influencias hacia la oscuridad, el romanticismo, la tensión, una belleza en blanco y negro, soledad, automatismo… algo de esquizofrenia y un tanto de epilepsia.

Ian Curtis se subió a un escenario por primera vez con su grupo Warsaw que, tras un lavado de estilo y formación se convirtió en definitivo Joy Division. La banda empezó a conocerse de manera inmediata ya que había algo en ellos que los diferenciaba: para empezar, llamaba la atención su discreción, el alto nivel críptico que alcanzaban sus discos con portadas en blanco y negro, sin nombres ni fotografías del grupo…un anonimato que provocaba interés por descifrar la identidad no sólo de las portadas de los dos LPs de Joy Division (el púlsar de Unknown Pleasures y la tumba del Cementeri Monumentale di Staglieno para el disco Closer), sino también por el halo de misterio de sus cuatro componentes que parecían chicos normales y callados pero en el escenario creaban una atmósfera llena de seriedad, gravedad y desolación.

{youtube}dzfXdU82Hhk{/youtube}

Pero además de esta intriga continua que rodaba a Joy Division, la diferencia fundamental era su música: original, innovadora, diferente a las corrientes post punk tras la muerte de Sid Vicious y al happy pop que se contrapuso a la moda punk previa. Los directos de Joy Division eran intensos, con una batería contundente y metálica, un bajo en primer término, continuo y eterno en cada canción, una eléctrica distorsionada y un sintetizador que, a diferencia del utilizado por grupos como Kraftwerk, no era un marcador maquinal sino un creador de una profundidad melancólica infinita. Como colofón, la voz barítona y la personalidad escénica de Curtis que tras sus conocidos desmayos por ataques epilépticos, bailaba de esa misma manera, imitando un ataque, soltando frustración y patetismo en cada movimiento, elevando cada tema al éxtasis…

La fama llegó pronto de la mano de Tony Wilson, crítico musical y cazatalentos de la escena de Manchester que supo ver en Joy Division una negritud honesta inigualable. Wilson sí era un verdadero anarca para los negocios. Así, nunca hizo ningún contrato real con ninguno de sus grupos y la Factory nunca se convirtió en un tiburón discográfico pese al dinero ganado con Joy Division y demás bandas; Tony Wilson supo llevar al grupo a lo máximo sin replegarse a las demandas de las tendencias y siendo fiel a los propios Joy Division. Pese a esto, la historia del grupo se tiñó de negro el 18 de mayo de 1980, justo antes del inicio de la primera gira del grupo por Estados Unidos.Ian Curtis

Deborah Woodruff, la mujer con la que Ian Curtis se casó a los 19 años y con la que tuvo a su hija Natalie en 1979, afirma en el libro Touchingfrom a Distance: Ian Curtis and Joy Division que la personalidad de Ian, tendente a la depresión, siempre fue un muro entre los dos. Debbie explica que cuando le conoció él estaba obsesionado con Iggy Pop, con iniciarse en la música, con escribir sus letras y con la experimentación psicotrópica a base de medicamentos; también habla del continuo silencio y la magnánima soledad compartida en la que se convirtió su matrimonio y que llegó al extremo cuando Curtis le fue infiel con Annik Honoré, periodista a la que conoció durante una gira. Annik ha salido a la luz muy contadas veces para hablar sobre su relación con Ian Curtis pero con motivo del estreno de la película de Controlde Anton Corbijn, Annik escribió que Ian era «atento, emocional, solitario, ausente, altruista, comprensivo, trabajador, talentoso… pero en su día a día era gracioso, le encantaba hacer el tonto».

Sea como fuere, el misterio que envolvió su vida no lo hizo en su muerte: Ian Curtis se suicidó poco antes de cumplir los 24 años desapareciendo para las tres mujeres de su vida, para Joy Division y reapareciendo como otro mito de la música que pervivirá en temas como ‘Digital’, ‘Love Will Tear Us Apart’, ‘She’s Lost Control’, ‘A Means To An End’, ‘Isolation’… ‘Atmosphere’…

Don’t walk away, Walk in silence, Don’t turn away, in silence. Your confusion, My illusion, Worn like a mask of self-hate, Confronts and then dies…

{youtube}GQSpJfpVHmg{/youtube}

Fuentes:
Control (película de Anton Corbijn basada en el libro Touching from a Distance: Ian Curtis and Joy Division, de Deborah Curtis)
Joy Division (película documental de Grant Gee)
New Wave & Post-Punk: de Depeche Mode a Franz Ferdinand (Juan Manuel Corral)
Touching from a Distance: Ian Curtis and Joy Division (Deborah Curtis)

Deja una respuesta

Your email address will not be published.