Franz kafka, ‘La metamorfosis’ y un escritor atormentado

ABEILLE12 / SHUTTERSTOCK
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La existencia entre Franz Kafka y lo bohemio, siempre ha dependido uno del otro. Y es que el escritor checo inmortalizó su personalidad errante, un tanto desorganizada y su vida despreocupada en un libro que marcó la carrera de la literatura: La metamorfosis, una de las obras más famosas del autor quien, al igual que Gregorio Samsa; el protagonista de su novela, falleció en el anonimato el 3 de junio de 1924 a causa de una tuberculosis.

Sin embargo, aunque exista un imaginario de que su vida personal fue tan tormentosa a causa de como lo refleja en su escrito, Kafka fue en realidad un hombre agradable y de trato fácil. Su mejor carta siempre fue el humor, tanto asi que, en una conferencia en Praga; lugar en el que asistió con sus amigos intelectuales judíos, conoció al escritor Max Brod, quien a la postre se convertiría en su mejor amigo y «traidor».

Franz Kafka, ¿un incomprendido?

El escritor fue el mayor de seis hermanos, por lo que cargaba en su espalda la continuidad del negocio familiar. No obstante, en su cabeza rondaba otra idea, lo que provocó un violento enfrentamiento con su irritante padre. Sintiéndose incomprendido, Kafka escondió debajo de la alfombra sus sentimientos reales para que nadie lo tildara de «bicho raro».

A causa de lo anterior, y luego de abandonar el hogar familiar, nació La metamorfosis en 1915, escenario perfecto para plasmar sus emociones más íntimas.

Sin embargo, esta no fue su primera novela. Anteriormente había publicado La condena (1913), libro que narra la historia de un padre ya viejo y enfermo que logra recobrar de repente la vitalidad y su autoridad para maldecir a su hijo, que tan solo deseaba vivir su propia vida. Lo interesante de esta radica en el tiempo récord de escritura: desde las diez de la noche hasta la seis de la mañana. Causando en Kafka un temblor incontrolable y en sus piernas, un entumecimiento en sus piernas de estar tanto tiempo sentado.

El final agridulce tirando más a amargo

En una carta escrita por el propio Kafka a la periodista Milena Jesek’a (ex-pareja) desde un sanatorio en el norte de Italia, le pregunta: «Quién me soportará en el hotel si toso como ayer, de 9:45 a 11:00, ininterrumpidamente. Luego me duermo, y hacia las 12:00 doy vueltas y más vueltas en la cama y vuelvo a toser hasta la una«. Mientras los pacientes tomaban el sol y seguían sus estrictas dietas, Kafka se dedicaba a la lectura y la correspondencia.

Cuando logró salir del sanatorio, Franz se instaló en una casa que su hermana tenía en el campo y en la que escribió El castillo. En estos aposentos, en el mes de abril de 1924, la tuberculosis le obligó a ingresar de nuevo en un sanatorio, pero en Australia, donde el 3 de junio de 1924 murió en brazos de su amada Dora; quien fue su última pareja y con quien logró establecer una buena relación.

Según palabras de la propia Dora: «Un día vivido con Franz supera todo lo que jamás hubiera escrito». 

Michael Chabur Mahecha

"Siempre estamos rehaciendo la historia. Nuestra memoria es siempre una reconstrucción interpretativa del pasado, también lo es la perspectiva" - Umberto Eco

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