Explosión sonora de vanguardia en JazzMadrid 22 por parte de la Orquestra Jazz de Matosinhos

Orquestra Jazz de Matosinhos

La formación portuguesa nos deja un tributo completamente visceral al compositor de avant-garde jazz George Russell

Madrid se ha vestido de gala durante estas semanas para celebrar el festival de jazz más grande de la capital. JazzMadrid 22 aglutina talentos de todas partes del mundo con el fin de ofrecer una experiencia completa para todos los aficionados y forofos de este género de culto. Durante casi un mes se ha podido disfrutar del mejor jazz en la capital española, repartido en varias salas de conciertos y por parte de un elenco de intérpretes y orquestas de poderoso talento.

Desde Cultura Joven, tuvimos la ocasión de acudir al concierto tributo al compositor norteamericano de jazz de vanguardia George Russell por parte de la portuguesa Orquestra Jazz de Matosinhos, con el cubano David Virelles y el estadounidense Ethan Iverson como invitados estelares al piano. El concierto se celebró el pasado 20 de noviembre en el Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez y contó con la dirección de Pedro Guedes, quien dotó a las piezas interpretadas de gran fiereza y explosividad.

Concierto de la Orquestra Jazz de Matosinhos en JazzMadrid 22
Concierto de la Orquestra Jazz de Matosinhos en JazzMadrid 22

Comenzó la velada con All About Rosie, una larga pieza dividida en tres actos claramente diferenciados. Abre la composición con un bebop desenfrenado, sentando las bases de lo que vamos a escuchar en la mayoría de la sesión. A este número le siguió una segunda parte mucho más arraigada en el cool jazz, con una instrumental progresiva que iba variando en diferentes intensidades, siempre marcadas por la sección de vientos. El tercer acto ponía de nuevo el bebop alocado y salvaje bajo el punto de mira. Esta sección contempla una importancia mayor a los instrumentos de viento, teniendo cada uno su dosis de protagonismo individual y entrelazándose unos con otros en un maremágnum implacable. Ante este despliegue de virtuosismo técnico el público aplaude eufórico. Y con razón.

Una experiencia intensa, con gran variedad instrumental

Es en la siguiente pieza, sin embargo, donde se concentra la mayor parte del peso de la actuación. A la instrumentación ya presente se suma la presencia de un órgano pequeño, al que se da un rol bastante principal en este segundo tema. El contrabajo, por su parte, marca un ritmo frenético al que se adecúan los pianos en una suerte de juego de pilla-pilla, atropellándose el uno al otro de forma constante pero resaltando el gran componente avant-garde de la sección. Tras unos minutos de estos juegos sonoros polifónicos, ocurre una gran explosión de sonido, esta vez marcada por el ritmo fuerte de la incansable batería. Esta sensación se alarga durante varios minutos, no sin ir intercalando entre medias un cool jazz suave por momentos y atronador por otros con gran presencia de los instrumentos de viento.

Esta pieza, la más reseñable de todas, se extiende durante unos veinte minutos. Lo más característico de este jazz de vanguardia es que casi se acerca al free jazz. La responsabilidad de causar esta sensación recae en el piano, completamente alocado y aparentemente desordenado, pero que evoca una belleza particular. Es tal su poder que el resto de los instrumentos guardan silencio, dejando que los pianos entrelacen sus sonidos en armonía bella y genuina. Este es, sin embargo, muy breve, se fractura en mil pedazos al volver a un bebop más minimalista en esencia. Es en estos momentos donde la intensidad comienza a aumentar de forma progresiva, el contrabajo empieza a volverse esquizofrénico, al borde de la taquicardia. Y, de repente, todo, salvo el piano y la batería, se calla. Se une tímidamente el saxo al final, que cierra la pieza de forma majestuosa.

De esta forma se da paso a la tercera composición, que presenta juegos de ritmos entre los pianos y las secciones de viento. Este tema destaca sobre los anteriores por la gran presencia de una flauta travesera, que inunda toda la estancia con un sonido dulce y cálido. Una vez más, la intensidad comienza a aumentar lentamente y vuelve a haber un juego sonoro entre ambos pianos. Estos adoptan un sonido más taciturno y siniestro, en contraposición al tono más ligero que habían presentado hasta ese momento en la noche. Es aquí donde, además, ocurre uno de los momentos más sorprendentes del concierto. Haciendo honor al vanguardismo de la composición, uno de los pianistas comienza a tocar directamente las cuerdas del piano en lugar de las teclas. De esta forma se da lugar a un sonido novedoso que no había estado presente hasta entonces en la sesión.

Jazz para mentes inquietas

Con la tercera pieza finalizada, todos los músicos de la orquesta abandonan la sala, pero regresan los dos pianistas invitados, que nos deleitan con un número minimalista en el que solo ellos dos están presentes. Existe muchísima armonía en la composición a pesar de que ambos intérpretes tocan dos motivos a destiempo. Uno marca el ritmo, el otro deja que la melodía inunde toda la sala, asemejándose así a una pieza de estructura libre. De vez en cuando realizan juegos con la armonía de la composición para que parezca que la pieza está desestructurada, pero inmediatamente vuelven al tiempo anterior. De esta forma da la impresión de ser una suerte de caos contenido.

En conjunto, el concierto tributo a George Russell por parte de la Orquestra Jazz de Matosinhos se posiciona como una experiencia intensísima. Esta jamás deja acomodarse al espectador al hacer uso de cambios constantes en las estructuras de las composiciones. También vale la pena destacar el excelente papel que desempeña el equipo técnico con la iluminación. Estas van cambiando en intensidad y de colores de forma intermitente. De este modo se adecúan al ritmo de la música y añaden una capa más de profundidad a la experiencia. En conjunto, JazzMadrid 22 se corona como un evento excelso, de exquisito gusto y virtud magnánima al que debería acudir tanto cualquier persona que diga amar el jazz como aquellos que se consideren más amateur en sus dominios.

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