Volvemos al año 1996, cuando el director Danny Boyle creaba una de las películas más icónicas de la cultura popular: Trainspotting. Ahí, cuatro chicos, Sick Boy (Jonny Lee Milleer), Spud (Ewen Bremner), Begbie (Robert Carlyle) y Renton (Ewan McGregor), enganchados a la droga, lidiaban por encontrar un lugar en ese mundo lleno de ambiciones y deseos materiales que a los protagonistas poco les importaba porque ellos escogieron la heroína.
Veinte años después, Trainspotting vuelve a las salas de cine de la mano de Boyle y basandose en el libro Porno de Irving Welsh, también escritor de la primera parte. En esta ocasión, regresamos a ese Edimburgo frio y gris, para ver de nuevo a estos cuatro protagonistas, recordando y asimilando las consecuencias que el pasado causó. La cinta tiene como fin volver a aquella época y que el espectador sienta nostalgia de la historia, la cual se repite una y otra vez a medida que avanza la película.
Los personajes, como en la primera entrega, han logrado que todos nos encariñemos y nos divirtamos en las situaciones que se presentan. Por ejemplo, la escena del karaoke es un momento muy gracioso y hace que nos demos cuenta de que, a pesar de todos los problemas, las amistades siempre permanecen, sobre todo, porque los dos protagonistas se enfrentan a un gran conflicto que deben solventar poco a poco.
Por otro lado, hay partes con las que a los fans se les pone el vello de punta, como volver a ver el retrete más sucio de Edimburgo, recordar a viejos personajes como Diane (Kelly Mcdonald), la conciencia de Renton o escuchar el temazo Lust for Life ,de Iggy Pop. Otro punto a favor es la banda sonora de la película. Las canciones que suenan en esta secuela, tanto las de artistas modernos (Young Fathers, Wolf Alice) como las de clásicos (Frankie Goes to Hollywood, Blondie, Queen, The Clash…), concuerdan con el tono nostálgico que quiere transmitir el film.
El estilo visual de esta parte es alucinante con los momentos flashback insertados en la pared y en la mente de los protagonistas como si reprodujeras un VHS que te lleva a otro mundo y del cual no quisieras irte. Renton, por tanto, no intenta huir del pasado, sino que vuelve a él para remendar el daño causado, pero que al final, como un círculo, todo vuelve a su sitio.
Trainspotting 2, es una cinta que dejará a más de uno con un buen sabor y que hará adorar, más aún, aquellos años maravillosos del cine de culto. Falta ver si a Boyle se le ocurre terminar la trilogía de estos chicos en un futuro con la adaptación del libro Skaboys, de Welsh.