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Érase una ciudad encantada

Érase una vez, una ciudad encantada. Un lugar en el que los elefantes luchaban contra los cocodrilos, mientras los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él, se querían congelados.

El recuerdo del mar de Thetis, que cubría gran parte de la península Ibérica en tiempos del Cretáceo, se reencarnó en un mar de piedra caliza. La huella marina atrapó en su seno la sombra de unos barcos imponentes que llegaron a servir de refugio al Conan de Schwarzenegger.

Érase una vez, una ciudad que se detuvo en el tiempo, que se escapó del escondite marino y, 65 millones de años atrás, empezó a dejarse ver por la Serranía de Cuenca. 

Situada en la localidad de Valdecabras, la Ciudad Encantada, declarada Sitio Natural de Interés Nacional el 11 de junio de 1929, sigue dando la bienvenida a numerosos visitantes que serpentean entre sus arcos y galerías; un recorrido de 2,5 kilómetros que permite descubrir el sorprendente proceso geológico del karst. La deposición de sales en el fondo del tranquilo Thetis dio lugar a unas caprichosas formaciones capaces de hacer volar la imaginación del caminante más avispado.

Una tortuga, un tobogán, una foca… 90 millones de años llevan en pie estas criaturas esculpidas sobre rocas sedimentarias de tipo calcáreo.  La lluvia y el viento, cómplices de los años, siguen dale que dale con su invisible cincel, inyectando vida a un paisaje que, a priori, parece detenido.

CÓMO LLEGAR

La Ciudad Encantada se encuentra a escasos 30 kilómetros de Cuenca. Carretera CM-2104, KM.19

Para llegar desde Madrid, hay que recorrer 190 kilómetros aproximadamente. Salida 178 de la A-40.

Víctor Barahona

Diplomado en arte dramático, licenciado en comunicación audiovisual, máster en periodismo cultural... o un loco soñador.

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