Epica, el metal gótico ilumina Madrid

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Llenar en Madrid siendo una banda de metal es complicado. Si añades una atmósfera sinfónica con influencias góticas más aún. Epica lo lograron. Los holandeses hicieron que la sala Shoko se abarrotase con sus oscuras melodías, sus elaboradas orquestaciones y la preciosa voz de la vocalista Simone Simons.

El comienzo de la velada, para qué negarlo, fue caótico y desordenado. Las puertas se abrieron demasiado tarde por lo que no pudimos ver a los franceses Dagoba. Tocaron su metal industrial, según nos contaron más tarde, para tan sólo unas pocas personas privilegiadas que accedieron antes gracias a su pase VIP. “A la siguiente”, nos dijo el cantante. Esperamos que así sea. Por otra parte DragonForce sí tuvieron más público. Su power metal acelerado y frenético hizo las delicias de los aficionados al heavy más complicado. Largos solos de guitarra y teclados unidos a una voz aguda y coros épicos parece una combinación arriesgada, pero los británicos lo ensamblan con tiento. Temas como Cry Thunder o la conocida Trought the fire and flames sonaron perfectos en un directo lleno de virtuosismo y melodías alegres.

Era el turno de Epica. La introducción Originem anunció que la maquinaria gótica holandesa iba a salir a oscurecer la sala con unos coros tenebrosos y la deliciosa voz de Simone Simons. Y así fue. Con los dos temas que abren su último disco The Quantum Enigma demostraron que venían a dar todo lo que tienen. The second Stone y The essence of silence son además un perfecto resumen de lo que es su música: un equilibrio entre un metal brutal y una atmósfera sinfónica preciosista.

Recuperaron canciones de sus anteriores trabajos como Unleashed, Storm the Sorrow, Fools of Damnation o The obsesive Devotion. Algunos de sus temas, largos –en torno a los ocho minutos-, parece que no están pensados para el directo pero, sorprendentemente, gracias a su puesta en escena, funcionan y se hacen más cortos de lo que en realidad son. Aquí reside la fuerza de Epica, en los cambios y en no seguir un patrón determinado. En una grandilocuencia a veces progresiva que resulta entretenida y nada previsible. Continuaron presentando nuevas composiciones de su último trabajo como Chemical Insomnia y Victims of the contingency junto con viejas canciones como Sancta Terra o Design your Universe.

Tras un descanso breve, el típico para hacerse de rogar, volvieron a escena para finalizar el concierto con sus temas más coreados y el single de su último trabajo. Cry for the moon, Unchain Utopia y Consign to Oblivion sonaron con fuerza gracias a un grupo que conoce bien sus fortalezas y sus debilidades, algo poco común en este mundo. Saben que pueden resultar áridos y pomposos, demasiado complicados a veces y, por eso, en directo eligen un set list certero y efectivo. No sólo eso sino que salen para no parar de moverse, por lo que el resultado es muy animado. Además, la voz de soprano de Simone Simons no podría aguantar toda la noche de no ser porque la intercalan acertadamente con los momentos guturales del guitarrista Mark Jansen. Así puede obtener un más que merecido descanso vocal. En definitiva, aunque sea un estilo atípico, ir a ver a Epica es una experiencia muy recomendable.

Miguel Martín Pazat de Lys

Licenciado en Derecho y Periodismo. Amante de la política, la actualidad, la música, la historia, los viajes y las nuevas tecnologías.

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