Entendiendo a Vassily Kandinsky

 

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Vassily Kandinsky (Moscú,1866- París,1944), quien dejó su carrera en el Derecho para hacer del arte su vida, decía “que el alma y el arte están en una relación recíproca de efecto y perfección”. El espacio Centro Centro Cibeles de Madrid ha querido realizar una muestra en la que recoge cientos de sus obras, hasta el próximo 28 de febrero, intentando acercar al público la vida del pintor y sus relaciones en el mundo del arte.

No obstante, para conocer en profundidad la evolución de su pintura y el camino hacia la abstracción es necesario entender unos conceptos claves dentro de la mente del artista, ya que, aunque él mismo confesara que debía pasar un siglo para la comprensión  sobre algunos aspectos artísticos, aún en pleno siglo XXI algunos caminos, como el de la abstracción, no son entendidos por todos; dejando a un lado el valor de los gustos.

Las sensaciones juegan un papel fundamental en la vida, por lo general el día a día de un hombre está cargado de ellas, en su mayoría cortas, lo que puede hacer pensar que no tienen importancia. Sin embargo, hay momentos en los que impera esa necesidad por expresarlas, y es entonces cuando uno puede sentirse limitado, por lo que busca más allá. Ahí aparece el artista, que intenta conectar con el mundo para que otros definan sus sensaciones por medio de sus obras; recogidas en la música, la danza, la literatura o la pintura, entre otras.

Vassily Kandinsky vio los colores a través de la música y, tal vez por ello, negó la separación entre dos artes que consideraba conectadas y fundamentales en el distanciamiento sobre la realidad y el predominio hacia el sentimiento interior. Algo constante desde sus inicios en Múnich en 1900, hasta el final de su etapa parisina en 1944, y que el visitante de Kandinsky una retrospectiva, podrá contemplar en las cinco salas que dividen su trabajo en cuatro etapas. Cuatro etapas que reflejan: el valor del recuerdo y la figuración; el cambio y la abstracción; la independencia del punto y su movimiento en la línea, y lo orgánico y “degenerado”.

No obstante, a pesar de las variantes en el desarrollo de su obra, el color se mantiene en todo momento como un factor esencial al que otorga un valor psicológico que vincula los sentidos y produce sensaciones. El color es para Kandinsky uno de los elementos que conectan con lo más íntimo y natural, lo que le llevó a escribir en su libro De lo Espiritual en el Arte “El color es la tecla, el ojo el macuto, y el alma es el piano con sus cuerdas. El artista es la mano que, mediante una u otra tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana”.

En este punto sería conveniente hacerse la siguiente pregunta ¿dónde encuentra el hombre el color? Y es que, tanto si es en medios naturales como artificiales, el color va unido a una forma, y el ser humano suele generar una relación inconsciente entre ambos. Para Kandinsky, la combinación entre formas y colores resulta ilimitada, produciendo a su vez diversos efectos. Sin embargo, la figuración acaba siendo una vía reprimida y limitada en contraposición a la plenitud y naturalidad de lo abstracto.

En su análisis sobre la abstracción, el artista halla en el punto una forma única que encuentra su independencia en la pintura, donde puede adquirir una infinidad de figuras. Ya que en plena libertad sus bordes cambian al antojo de uno, llegando incluso a formar un triángulo.

No obstante, la importancia del punto sólo podrá ser reconocida por aquellos que, además de lo material, sepan percibir, también, lo inmaterial y espiritual, es decir, el arte. Pues Kandinsky concibe que el punto se encuentra en todas las artes, además de en la propia naturaleza.
Por otro lado, el material es fundamental, pues según sea éste saldrán unos u otros puntos. Afortunadamente, es algo que puede contemplarse dentro de la obra del artista, quien, a través de sus diseños, aguafuertes, xilografías o litografías, refleja el esfuerzo o la facilidad con la que puede crearse el punto.

La forma circular del punto queda claramente definida como una de sus favoritas, declarándola, fascinado, “La forma más humilde. Estable e inestable, ruidosa y tranquila, la única tensión que contiene en sí otras tensiones”.

En la contemplación de piezas como Acento Rosa, es clara la prevalencia sobre este elemento, aunque a su vez manifiesta un gran estatismo, pues el punto no tiende al desplazamiento.
Siendo las obras de Kandinsky representaciones de gran dinamismo, es obvio que falta un elemento primordial para terminar de intentar comprender su trabajo. Aparece así la línea, concebida como la antítesis del punto; es el resultado del mismo al moverse, es decir, la línea es movimiento y tensión.

Los ángulos, las curvaturas o formas que puedan crear las líneas tendrán múltiples sentidos, al igual que con el color. Sin embargo, estos son únicamente variantes de los tres tipos de líneas existentes: la fría horizontal, la cálida vertical y la templada diagonal.

Ante las teorías sobre el color y las formas no podemos olvidar nunca que esa conexión se debe en todo momento al contacto que el hombre tiene con el mundo y el medio natural. Así, la calidez del rojo puede venir de las puestas de sol, su excitación del fuego y el dolor de la sangre.

Con algo de fortuna, tal vez, estas simples aclaraciones acerquen al curioso a la obra de Kandinsky y a la abstracción, comprendiendo que existe un sentido tras ellas, pero, primordialmente, sabiendo que es algo a favor de la sensibilidad.

No es necesario el determinado análisis de cada una de las líneas ni colores empleados. Kandinsky, familiarizado con lo abstracto, acaba orientando al espectador, invitándole en todo momento a profundizar con su interior.

Las sensaciones son personales e íntimas, y tal vez por ello las reacciones ante su obra sean tan dispares. Transportando al espectador a otros mundos, desarrollando la fantasía, viajando en el tiempo, acercándolo a la ciencia o, simplemente, produciendo calma. Todo acabará dependiendo de la obra ante la que uno se detenga, los colores y las formas.

Mirar, sentir y escuchar a través de la pintura, eso es Vassily Kandinsky

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Lidia Torres Torres

"La civilización es la erudición; pero la cultura es el pensamiento"
Elizabeth de Austria

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