La Sala Verde de Los Teatros del Canal presenta hasta el próximo 3 de enero «La Crazy Class», la última obra de la compañía valenciana L’Om Imprebís, pionera de la improvisación en España, que cumple veinte años recorriendo escenarios de todo el mundo.
El profesor en la obra y director en la realidad, Santiago Sánchez, da por iniciada la primera sesión de un curso de teatro que se desarrollará durante todo el año. Los alumnos irrumpen en escena.
Perfiles contrarios, diversas motivaciones, orígenes y trayectorias que confluyen en un todo escénico.
¿Qué tiene de especial esta obra metateatral?
La principal singularidad que cautiva al espectador es que los dieciséis personajes que componen el espectáculo son encarnados tan solo por cuatro actores; y de qué manera…
¿Qué mejor forma de homenajear el teatro que acercarse a los clásicos, a las técnicas teatrales y llevar a su máxima expresión la metamorfosis del actor en personaje?
Lejos de hacer mutis por el foro, Carles Castillo y Carles Montoliu tornan de personaje con la naturalidad y velocidad de quien se quita el sombrero, literalmente. Atrezzo aparentemente insignificante que marca el ritmo y ayuda al espectador y a ellos mismos a identificarse en esta interpretación múltiple.
Un torero, un coronel, un vendedor de seguros de vida, dos hermanas valencianas, un discapacitado, un actor decadente, padre e hijo y una bailarina, entre otros, componen el plantel escénico.
Elena Lombao, por su parte, da vida a una periodista, a una limpiadora que habla de la Nora de Ibsen y a una técnica de luces.
La risa muda en llanto en el público para regresar a carcajada en cuestión de instantes gracias a las transiciones dinámicas concatenadas con sumo acierto.
Y es que, a medida que avanza la representación, los actores en ciernes nos abren el telón de su realidad, y se plasman los diversos pesares que identifican a nuestra sociedad, el abanico de dificultades personales y profesionales con las que lidiamos cada día.
Nada como el teatro para adentrarse en la propia realidad…
Todo ello envuelto en un amasijo de referencias a Podemos, el ISIS, los «rojos», Cataluña, el PP, vascos, punkis, andaluces, discapacitados, fútbol, Telecinco, la enseñanza férrea en el teatro, Dios, el IVA cultural, el tabaco, el rey, la igualdad de género, iBank, el 23F, y hasta un momento de autopromoción.
El broche de oro consiste en la representación final de Hamlet, en la que las tablas de los Carles llegan a su máximo esplendor al interpretar a sus diversos personajes que a su vez constituyen el reparto de la obra, lo cual añade un grado más de dificultad que se supera con creces y enloquece al espectador.
Un homenaje al teatro y un análisis de la vida y la sociedad con tintes tragicómicos, el plan ideal para despedir o iniciar el año.
Además, Los Teatros del Canal ofrecen, hasta el dos de enero, Imprebís, un espectáculo de improvisación de esta célebre compañía.
