El ‘Toro’ arrolla al Columpio Asesino

El Columpio Asesino

El Columpio Asesino

Un cartel en la puerta del Ocho y medio recibía a las más de 1.000 personas que acudían a disfrutar del concierto del Columpio Asesino el viernes 14 de noviembre: «Entradas agotadas. Nueva fecha: 28 de noviembre». El éxito de público en la capital madrileña obligaba a la banda de Pamplona a repetir dos semanas después de la fecha original. El grupo necesitaba dejar el listón lo suficientemente alto para que la segunda convocatoria tuviera la misma acogida. Lamentablemente no fue así.

Abrían la noche los teloneros White Bats ante un centenar de personas. Un sonido after-punk con claras influencias de Joy Division o los primeros Interpol adquiría una dimensión diferente gracias a su cantante. Su voz profunda, con un registro similar al de Ian Curtis, contrastaba con una estética y unos movimientos muy similares al Jim Morrison menos lisérgico. Nerviosos al principio, la confianza iba creciendo a medida que pasaban las canciones y el grupo demostraba que esa noche lo que querían era disfrutar. Prueba de ello eran las sonrisas permanentes en las caras de los cuatro componentes, que no dejaron de animar al público. White Bats sólo cuentan con una demo de tres canciones, pero la actitud y el buen hacer que muestran en el escenario hace que su primer largo se espere con atención.

White Bats
White Bats: sonido after-punk

Media hora después y con la sala completamente llena aparecían El Columpio Asesino. Sólo con mirar al escenario, cualquier persona que nunca hubiera oído a la banda descubriría que no son un conjunto al uso. Álvaro Arizaleta y Cristina Martínez, voces principales, ocupaban ambos extremos del escenario, estructura completamente alejada de lo convencional, donde el cantante se coloca en medio para adquirir todo el protagonismo. Álvaro, además de la voz, se encarga de marcar el ritmo con la batería, aumentando así lo rompedor de su propuesta. Con todo dispuesto, una introducción grabada daba paso al concierto.

El orden de las canciones confundió desde el primer momento a los allí presentes. Abriendo el concierto con Babel, la primera parte del repertorio consistió exclusivamente en canciones de su último disco, Ballenas muertas en San Sebastián. Si bien el disco, donde la banda decidió experimentar con sonidos más electrónicos y cercanos al krautrock, tuvo buena acogida de crítica, no funcionó tan bien entre el público. Esto quedó patente durante el concierto, donde los asistentes recibían tímidamente temas como Escalofrío, La lombriz de tu cuello, A la espalda del mar o Entre cactus y azulejos. El grupo parecía no esforzarse y una voz que iba y venía no ayudaba. El bloque se cerraba con la canción que da nombre al disco y con la que parecían empezar a conectar con el público.

Sin embargo, las siguientes canciones atenuaban de nuevo los ánimos. Your man is dead y Motel, ambas pertenecientes a su primer disco, parecían un regalo a sus más fieles seguidores, y se ejecutaban con mayor solvencia que los temas nuevos. Sin embargo, un vistazo al público permitía ver cómo la gran mayoría empleaba el tiempo en mirar el móvil o charlar con el de al lado. Edad legal -o como se escuchaba en la pista, la del chachachá- servía como puente para afrontar la recta final del concierto, compuesta por los temas más conocidos de su anterior disco, Diamantes, Perlas y la más esperada, Toro. Con estas tres canciones el concierto cambiaba de rumbo y por fin se veía la versión del Columpio Asesino que todos esperaban, además de contar con el beneplácito de los asistentes.

Tras el éxtasis provocado por los temas de Diamantes, descanso y turno para el bis. Las elegidas: Floto, Arpón de grillos, La marca en nuestra frente es la de Caín y Vamos, interpretación muy personal del tema de Pixies. De nuevo, la mejor versión de la banda se cargaba de actitud y ofrecía un final digno de los mejores festivales.

Por desgracia, el éxito abrumador del disco Diamantes y del tema Toro ha supuesto que el grupo, con una larga trayectoria repleta de éxitos, no pueda desprenderse de la etiqueta de one hit wonder y sus conciertos se conviertan en un espectáculo donde únicamente se lucen cuando llega el momento de ejecutar esas canciones. Un repertorio mejor estructurado y una actitud más atrevida hubieran convertido el concierto en uno de los eventos destacados de este año. Esperamos que durante su próxima fecha del día 28 El Columpio Asesino demuestren la gran banda que en realidad son.

 

Roberto Juanes

Antiguo biotecnólogo reconvertido a aspirante de periodista cultural por mi afición a la música. Discos, conciertos y fixies ocupan todo mi tiempo.

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