Nazis, Naranjitos y un policía alcohólico, en «El sustituto»

Escena del rodaje de El Sustituto
Ricardo Gómez y Pere Ponce en una escena de El sustituto

Hui de la abarrotada sala de cine donde acababa de ver y lo primero que hice fue pensar para mis adentros, no ha estado mal. Lo segundo que pensé fue en la obra de Garci, El Crack, en «Areta» y su fiel escudero «el Moro».  Sin duda entre los personajes principales de El sustituto y la obra de Garci se pueden hacer comparaciones, los dos son curtidos policías, taciturnos, alcohólicos, vamos un antihéroe. Además los dos tienen a sus compañeros pazguatos que sirven de alivio cómico.

Ricardo Gómez encarna al protagonista, Andrés Expósito, un personaje descafeinado que se pasa el día dándole al líquido espirituoso. Supongo que por su vida gris y monótona. Es destinado a un pueblo del Levante, en sustitución de un policía asesinado cuyo caso inmediatamente se pondrá a investigar. Allí conoce a su compañero, al que conocen como Colombo, del que se hará inseparable. Sus indagaciones le llevarán hasta un hotel donde convive una comunidad de alegres alemanes relacionados con drogas y buscados en todo el mundo por crímenes contra la humanidad.

La ambientación y el vestuario en El sustituto, lo mejor de la película

Nazis, drogas y el asesinato de un policía, la premisa está bastante bien, ¿no? La ambientación de la película es impecable, el color y el grano hacen retrotraerse a las obras fílmicas de la época. El vestuario y los peinados refuerzan esta sensación. Las escenas de acción me sorprendieron para bien y el ritmo de la película me encanta, dinámico y no aburre. Hasta aquí lo mejor de la peli o lo único bueno, la dirección artística y un poco de la dirección de fotografía.  

La interpretación de Ricardo Gómez me parece insípida, no me transmite el personaje que nos cuentan en la narración, los gestos de la cara, su voz, no me convencen. No es el policía rudo y abatido por la vida. Los personajes secundarios hacen lo que pueden, lo que da el guion, que sin duda es lo peor. Nada está bien construido, las situaciones que se dan son inverosímiles. Un ejemplo es la relación de Andrés y su mujer, con un par de escenas pretenden hacernos ver que tienen un matrimonio monótono y aburrido que justificaría su relación desleal con la doctora. Esta escena absurda, no es la única, se repiten varias veces. Puede que lo mejor del guion sea su final agridulce, que aun así, no llegó a sorprenderme.

Sobrexplicativa y muy predecible

Lo que tenían que ocultar lo escondieron muy mal y lo que tenían que mostrar lo hicieron demasiado. Cuando una película te lo da todo masticado pierde el interés de tratar descifrar sus entresijos. He de decir que hay un par de cosillas con las que te sorprenden, durante unos momentos, como un destello muy efímero.

Desde un primer momento sabes quien es cada personaje y lo que hacen lo van desgajando, sin dejar tiempo al espectador para que lo adivine. Hasta caen en el cliché del villano contándole su malévolo plan al protagonista antes de acabar con él, para partirse.

La dirección de fotografía me gusta, cumple su función de ambientación. Los planos mostrados son estéticos y conducen la mirada del espectador donde se pretende. El ritmo de montaje no te deja indiferente, es vertiginoso, dinámico y si hubiera estado acompañado de forma correcta con el desarrollo del guion, hubiera sido una gran peli.

Como ya he dicho anteriormente la ambientación está muy bien recreada. El director Óscar Aibar que ya tiene algún otro proyecto que trata sobre el pasado español, Cuéntame como pasó, El gran Vázquez, esta vez no ha conseguido dar con la tecla, de todas maneras es una película que se deja ver, se pasa rápido. El sustituto la recomendaría si no tienes nada más en cartelera.

Adrián González Sebastián

Escribo y hago fotos en Cultura Joven

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