Una sala oscura, con un techo abierto donde realmente se puede oír y sentir el alma de África. Esta es la primera sensación que uno tiene cuando entra a la exposición Francis Kéré. Elementos primarios, que acoge el Museo ICO, un espacio amplio y cálido. Estar en Gando (un poblado de Burkina Faso), Louisiana o Londres a la vez. El arte y, en concreto, la arquitectura, tiene el poder de trasladarnos rápidamente a una ciudad o país específico, al viajar gratis sin salir de un espacio común situado en las entrañas del centro de Madrid, una ciudad que cada día intenta superarse para ser más y más rica en cultura.
En sus obras, el arquitecto Francis Kéré combina materiales y métodos de construcción tradicionales, algo que contrasta con la fachada moderna del Museo ICO. La muestra temporal, que se podrá visitar hasta el próximo 20 de enero, permite que conozcamos a un artista apasionado, humilde y que ha trabajado mucho para conseguir todo lo que ha logrado.
A través de los elementos primarios, los visitantes sentirán un contacto directo con África, la tierra natal de Kéré, a la par que se podrán meter en su cabeza descubriendo cómo se inspira en los textiles para crear muros y grandes cubiertas. La manida frase “menos es más” se podría aplicar perfectamente a las obras de Kéré. No hacen falta materiales sofisticados y una estética vanguardista para lograr un resultado perfecto. El arquitecto demuestra austeridad al utilizar barro, agua o madera para sus creaciones. He aquí donde radica todo su encanto. En una época donde tendemos a la espectacularidad y a despreciar aquello que consideramos sencillo, resulta necesario que un artista contemporáneo muestre lo que se puede hacer con los tres elementos primarios de la arquitectura que son útiles en cualquier clima y entorno y que fueron ideados por el arquitecto alemán Gottfried Semper hace dos siglos: el suelo estereotómico, el techo tectónico y el muro textil.
Un amplio, llamativo y colorido muro textil realizado con telas hará que nos situemos en Burkina Faso y que nos enamoremos de su estética, mientras que plataformas de hormigón y de madera para reproducir la Louisiana Canopy realizada por Kéré nos transportarán al estado americano del mismo nombre. También, viajaremos a Londres para ver una reproducción reducida del Pabellón de la Serpentine Gallery. La exposición, comisariada por Luis Fernández-Galiano y organizada por la Fundación ICO, brinda la oportunidad de recorrer una trayectoria vital y tres continentes distintos en poco más de una hora.
Francis Kéré es un artista que ha viajado mucho y vivido infinitas experiencias en diferentes lugares, aunque su vinculación con Burkina Faso, su país de origen, es muy profunda. Por eso, en su arquitectura se percibe una clara carga social. Ha conseguido aprender de su experiencia con los textiles africanos y con la decoración de los muros para transformar la arquitectura de Burkina Faso en un arte moderno.
El arquitecto más importante de África consigue reconciliar en su obra la ética con una estética llena de contrastes: oscuridad al comienzo de la exposición para pasar después a un sinfín de coloridos donde predominan el azul, el blanco y el marrón, a la vez que encontramos techos altos combinados con espacios reducidos y que nos hacen parecer pequeñitos, destacando una cubierta tectónica que vemos sobre nuestras cabezas y que reproduce el árbol primigenio, una estructura que entusiasmará a cualquiera que tenga conocimientos básicos sobre la estética en la arquitectura.
Amor por el arte, por lo humilde, por la tradición, pero también por la innovación. Esto es lo que transmite Francis Kéré en una exposición hecha con cariño y respeto que evoca a la emoción con contrastes propios de nuestro día a día, donde se entremezcla lo sencillo con lo complejo, lo colorido y optimista con la oscuridad y el desconcierto, y la melancolía con un sentimiento alegre que nos recuerda de dónde venimos y cómo hemos llegado a construir la persona que somos hoy.