Un príncipe constante para tiempos inciertos

El príncipe constante
Escena de El príncipe constante con Lluís Homar en el centro, Rafa Castejón a la izquierda y egoitz Sánchez a la derecha

Un excelso Lluís Homar da vida al héroe trágico renacentista de Calderón en el Teatro de la Comedia

El príncipe constante
Escena de El príncipe constante con Lluís Homar en el centro, Rafa Castejón a la izquierda y Egoitz Sánchez a la derecha

¿Qué cabida tienen hoy en día la constancia, la asertividad, la coherencia y la nobleza en la política? Puede que, con el paso de los años y las consiguientes desilusiones de la democracia, la sociedad posmoderna haya preferido prescindir de tales ideales relegándolos a la utopía, infravalorando la integridad y resignándose a la corrupción. Por ello, puede parecer un acto de valentía e incomprensión renovar en estos tiempos El príncipe constante, temprana obra, pero no por ello menor, de Calderón de la Barca, que ya incluye muchos de los temas tan calderonianos que alcanzaron su culmen en La vida es sueño.

La Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirigida desde 2019 por Lluís Homar, produce estos días en el Teatro de la Comedia una nueva versión de este clásico de la literatura bajo la dirección de Xavier Albertí. Un verso delicioso y una dicción contenida y solemne ejecutada de manera soberbia, sobre todo, en los labios del propio Lluís Homar interpretando al infante Fernando, escoltan esta moderna adaptación de una obra icónica del Siglo de Oro español. Una escenificación que rezuma verdadera devoción por el el texto original, prescindiendo de cualquier tipo de exageración gestual o coreográfica.

La trama transcurre a partir de los hechos presuntamente históricos ocurridos dos siglos antes de que Calderón la escribiera en 1629. Tres infantes portugueses acometen la conquista de Tánger para incrementar, junto a Ceuta, su presencia en el norte de África. Un objetivo que choca con los intereses del Rey de Fez (Arturo Querejeta), quien sueña con devolver la joya de Ceuta a su corona. Tras el fracaso de las tropas portuguesas, Fernando pasa a ser cautivo del Rey Moro y su libertad queda condicionada por la retirada cristiana del norte de África. A pesar de que el monarca portugués acaba cediendo a las pretensiones del Rey de Fez; Fernando, firme en su decisión de mantener la confesionalidad católica en Ceuta, renuncia a su libertad y se atiene a las consecuencias del rigoroso trato del Rey Moro.

Tráiler de El príncipe constante

Esta obra clásica explora, con la profundidad filosófica tan característica de su autor, temas como el libre albedrío, la fatalidad del destino, la amistad y la fe. Por otro lado, también sobrevuela por el escenario el tema del amor cortés gracias a la historia entre Muley (José Juan Rodríguez) y Fénix (Beatriz Argüello). Un amor restringido por los intereses políticos del padre de la amada y las aspiraciones del tercero en discordia, Tarudante (José Juan Sevilla).

La música del Cuarteto Bauhaus desafía la finitud del escenario visual

La escenografía sobria pero efectista se apoya en un sugerente escenario cubierto de tierra, una acertada iluminación y el verso de Calderón, para evocar la costa norteafricana. Sobrios son también los movimientos y la intensidad gestual tan estática y contenida de los actores. Únicamente en Brito (Jorge Varandela), el personaje cómico, se puede apreciar un movimiento coreográfico más expresivo. Esta versión introduce un ingrediente diferencial gracias al acompañamiento musical del Cuarteto Bauhaus, cuya música agiliza las transiciones y amplía la experiencia teatral a través del oído, generando batallas y cambios de escena que desafían la finitud del escenario visual.

A pesar de la historicidad de la trama, esta versión se atreve a incorporar un vestuario contemporáneo para actualizar, de forma tímida y sin desentonar, esta reinterpretación del clásico del Siglo de Oro. Sobre todo, llama la atención la indumentaria de los cautivos, al estilo Orange Is The New Black.

Escena de El príncipe constante
Escena de la última conversación entre el Rey Moro (Arturo Querejeta) y Fernando (Lluís Homar), al fondo observan Fénix (Beatriz Argüello) y Tarudante (José Juan Sevilla)

La interpretación actoral toma una dimensión especial gracias a un excelso Lluís Homar, quien contagia al resto del elenco su profesionalidad y respeto por la obra y el verso del maestro barroco español. Una obra que logra plasmar las grandes inquietudes universales de su autor, condensadas en el infante Fernando de Portugal, perfecto ejemplo del héroe trágico renacentista.

Dice Xavier Albertí que Calderón escribió su Príncipe constante para estos tiempos y para nosotros. Es probable que, en pleno siglo XXI, nos descoloque una obra en la que un gobernador antepone un bien superior al propio; sacrificando su libertad individual por un noble propósito. Es posible que, en nuestra continua búsqueda de algo novedoso e innovador, nos hayamos olvidado de que, en tiempos de crisis, volver al origen es algo tan obvio como necesario.

Ficha técnica

Inicio: 17 de febrero de 2021
Final: 10 de abril de 2021

Teatro de la Comedia

Dirección, versión y música

Xavier Albertí

Dramaturgista

Albert Arribas

Iluminación

Juan Gómez-Cornejo

Verso

Vicente Fuentes

Escenografía y vestuario

Lluc Castells

Música

Cuarteto Bauhaus

Producción

Compañía Nacional de Teatro Clásico

Con la colaboración de:
Teatro del Soho CaixaBank de Málaga
Teatro Principal de Vitoria
Teatro Arriaga de Bilbao

Reparto

Lluís Homar

Arturo  Querejeta

Jose Juan Rodríguez

Beatriz Argüello

Rafa Castejón

Egoitz Sánchez

Jorge Varandela

Lara Grube

Jose Juan Sevilla

Álvaro de Juan

Marina Mulet

Iñigo Álvarez de Lara

José Cobertera

Jonás Alonso

Alfonso Nieves

Jorge Llamas

Isabel Juárez

Irene Celestino

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