Muchos han sido los grupos que durante su trayectoria han perdido a alguno de sus miembros. La muerte llega a los músicos de forma inesperada algunas veces dejando coja a una banda.
¿Qué hace un grupo? ¿Sigue mediante un reemplazo al miembro perdido? ¿Se para?
El pasado enero el grupo irlandés The Cranberries lo sufrió en carnes propias, habiendo tenido un 2017 dubitativo perdió a su líder Doloroes O´Riordan. Cuando se va pasando el duelo, hay que tomar una decisión aunque parezca que no se está tomando. ¿Buscar una cantante nueva? ¿Reinventar el grupo con otro/a vocalista y «anular» lo anterior? ¿Que cada uno se busque la vida? El tiempo dirá, pero veamos lo que pasó con otros grupos.
The Doors se quedó huérfano en 1971 cuando Jim Morrison falleció en París. Un golpe letal, pero que no hizo que cesara su actividad. Después de descartar a Iggy Pop como sustituto, los tres miembros siguieron adelante y Ray Manzarek (teclista) y Robbie Krieger (guitarrista) hicieron de vocalistas, y grabaron dos discos más, titulados Other voices y Full circle. Funcionaron de forma aceptable y volvieron a girar pero no al nivel de antes. A finales de 1972 el grupo paró y se volvió a reunir para musicalizar unos poemas de Morrison en 1978 bajo el nombre de American Prayer. No pudieron superar el lastre.
El caso de Metallica fue más sencillo, aunque no por ello doloroso. Cliff Burton había entrado a reemplazar al primer bajista de la banda y estando de gira por Suecia falleció tras un accidente del autobús del grupo, los otros miembros salieron ilesos. Lo más curioso de todo es que las camas donde durmió cada uno en el autobús se las jugaron al azar eligiendo cartas. Al tiempo fue sustituido por Jason Newsted. Un puesto maldito el de bajista en Metallica, ya que con la inclusión de Robert Trujillo van por su cuarto músico en este instrumento, aunque solo falleció Burton. En este caso Metallica ha seguido en el candelero y ha sabido readaptarse a diferentes cambios.
AC/DC también se quedó huérfano cuando en 1980 Bon Scott, su segundo vocalista, el primero apenas duró unos ensayos, falleció por coma etílico. Sucedió cuando el grupo pasaba por un mal momento y se planteaba una disolución. Con la inclusión de Brian Johnson resurgió componiendo discos y realizando giras de calado mundial. Una banda en la que hubo cambios en otras posiciones y que con bajas en los últimos meses tendrá que replantearse su futuro y esperar a ver qué pasa con la capacidad auditiva de Johnson.
Más enrevesada es la historia de Soundgarden, cuyo fundador, Chris Cornell falleció en 2017, justo cuando la banda acababa de volver a reunirse. Un grupo que ha quedado huérfano de forma total sin saber qué harán sus miembros, con el añadido de ser Cornell el fundador de la banda. A pesar de ello muchos esperan una continuidad. El grupo Soundgarden, junto a Nirvana, abanderó el movimiento grunge en los ´90.
Linkin Park de forma reciente también ha pasado por el trance. Su cantante, Chester Bennington, se suicidó en agosto de 2017. Tras el hecho traumático, los miembros restantes del grupo ofrecieron en octubre un concierto tributo en Hollywood con la participación de Alanis Morrisette y Blink 182 entre otros, con quienes interpretaron las canciones de la formación. Se desconoce el futuro de los miembros de la banda.
Aunque si hay algún grupo que a cualquier aficionado le pueda venir a la cabeza de manera contundente, ese es Queen. Freddy Mercury fallecía en 1991, dejando en shock al mundo de la música. Tras varios tributos en los que contaron con George Michael como vocalista, decidieron aliarse con Paul Rodgers y Adam Lambert, realizando giras con ellos. Bryan May y Roger Taylor son los dos únicos miembros que quedan y que siguen intentando mantener vivo el grupo con diversos proyectos y actividades. La llama musical de Mercury no se ha apagado.
En cualquier caso, the show must go on…