Las nuevas tecnologías han modificado tanto la producción como el consumo actual de la música. Las compañías discográficas han sido pioneras en adaptarse a los nuevos tiempos, donde el oyente reproduce cualquier canción a tan solo un click de distancia. Charlie Sánchez, presidente de Warner Music Iberia hasta julio de 2020 y fundador de la discográfica Metales Preciosos, visitó el Máster de Periodismo Cultural del CEU para conversar con los alumnos sobre el panorama actual. Su apertura al entorno musical comenzó cuando no existía prácticamente internet, ni la piratería, ni el nuevo rey del negocio actual, el streaming.
Charlie Sánchez ha sufrido todos los altibajos del oficio. Casi cuarenta décadas de transformación que desembocan a un nuevo ambiente que dista mucho de finales de la década pasada. Pero la industria musical se mantiene en pie. “2021 fue un año muy importante para la música”, afirma Charlie Sánchez. El entorno digital comenzó a establecerse en 2004, cuando irrumpió la piratería, provocando un cambio de 180 grados en el trabajo de productores, autores, artistas y distribuidores. Las compañías discográficas fueron las precursoras en buscar una solución ante la embestida de los avances tecnológicos. Una época perjudicial por la falta de leyes legislativas que fomentaran un camino idóneo ante la metamorfosis digital.
El negocio musical estaba atónito ante el nacimiento del streaming allá por el 2006. “Hemos tardado veinte años en volver a facturar las mismas cantidades de dinero que a finales de los noventa, pero con una división de ingresos. El streaming se ha convertido en la vía más rentable del conglomerado musical”. Dentro del mercado mundial, el 65% de todo el dinero que genera la industria musical proviene del streaming. El 47,3% por suscripción pagada, mientras que existe un 17,7% de oyentes que utilizan plataformas en streaming de manera gratuita. El soporte físico ha perdido rentabilidad con el paso del tiempo, pero aún así, casi el 20% de los ingresos proviene de dicho ámbito.
Mercado musical nacional
España se sitúa en el puesto catorce en el ranking de los principales mercados para la música grabada. En el top 3 se encuentran Estados Unidos, Japón y Reino Unido, respectivamente. Dentro del contexto español, la música grabada factura alrededor de trescientos millones. Al igual que en otros países, el streaming sufrió un increíble aumento de popularidad gracias al periodo de cuarentena. “El streaming ha experimentado un 17,7% de crecimiento de 2020 a 2021”, asegura el profesional musical. En 2017, el streaming facturaba casi 216 millones de euros, traspasando el umbral de los trescientos millones en 2021. El soporte físico sigue manteniéndose, pero gracias al vinilo. Un toque de nostalgia que funciona como estrategia de merchandising con el objetivo de generar ingresos.
Como diría Radio Futura, «el futuro ya está aquí». Desde finales del siglo XX, muchos puestos de trabajo han desaparecido con el progreso de la tecnología, al igual que se han desarrollando otros oficios relacionados con la difusión y promoción de contenidos musicales, donde el factor humano es el mayor reclamo para el éxito. En este sentido, Charlie Sánchez afirma que “los trabajos administrativos son los más afectados en este cambio hacia la digitalización”. El fundador del ya inexistente sello discográfico Discos Radiactivo Organizados (DRO), sostiene que en la nueva era musical “todo envejece muy deprisa”. Grupos emergentes como Gilipojazz o el artista Luis Fercán son parte de la familia de Metales Preciosos.
Con la inminente aparición del metaverso en los próximos años, existen muchas dudas sobre cómo se va a adaptar este sector, el cual ha demostrado ser pionero a todos los cambios imaginables. Nuevos artistas aparecerán con el asentamiento del metaverso en nuestra vida diaria, pero Charlie Sánchez lo tiene claro, “siempre habrá una mente creativa capaz de emocionarnos”, demostrando que la música seguirá teniendo un papel importante dentro del contexto virtual. Un negocio con incontables riesgos, pero con inmensas oportunidades.
