El Festival Eñe 2024, pone sobre la mesa el tema de la democracia y su relación con la literatura. Los reconocidos escritores latinoamericanos participan en una reflexiva charla, relatando su experiencia en la literatura a través de tiempos oscuros.
La librería Pérgamo (la más longeva de Madrid,1946), en la calle General Oraá, fue la encargada de recibir a Carlos Franz y Cynthia Rimsky en el conversatorio del Festival Eñe 2024. Con un fuerte aplauso y rodeados de vibrantes colores, estos dos exponentes del mundo literario contaron cómo fue vivir en la época de la dictadura militar de Pinochet en Chile entre los 70s y 90s. A grandes rasgos, recorrimos lo que fue su proceso creativo en un momento de incertidumbre y sus ganas de revolución.
“Cuando tenía 23 años y me acaba de graduar de la Escuela de Periodismo, la dictadura militar generaba que los partidos políticos de la oposición militaran clandestinamente, nuestro sueño no era tumbar a Pinochet, era la revolución”. Así empezaba Cynthia Rimsky (Santiago de Chile, 1962), recientemente galardonada con el premio Herralde por su obra escrita junto a Xita Rubert (Barcelona,1996), Clara y confusa.
“Nuestra esperanza se alineaba a La Revolución Sandinista (Nicaragua, 1961-1990), pues era una revolución al estilo latinoamericano, muy diferente de la revolución cubana o de China, ésta era una gran utopía”, continuaba con su discurso. Cabe recordar que, La Revolución Sandinista logró derrocar el régimen dictatorial de Anastasio Somoza, que había gobernado Nicaragua con mano de hierro desde 1936 y, a su vez, logró implementar una reforma agraria que redistribuyó las tierras a los campesinos y nacionalizó sectores como la banca y la minería.
A pesar de esta sed de revolución, Rimsky se encontraba con sus propios pensamientos, le generaban un poco de tensión y se cuestionaba las ideologías de izquierda en Chile, pues existía una gran brecha entre el lenguaje que se utilizaba y lo que realmente estaba sucediendo. Este fue el motivo por el cual decidió irse a ver con sus propios ojos lo que estaba sucediendo en Nicaragua. Allí, después de tanto observar y ser parte de la situación política, se dio cuenta de que realmente no sabía cuál era la verdad, la llama de perseguir una revolución se apagaba cada vez más con tantas incoherencias.
Cynthia Rimsky encontró la respuesta a sus preguntas en la renuncia a la totalidad de sus pensamientos, lo que liberó su tensión y, desde una mirada más consciente, fue capaz de escribir sobre temas como la memoria y el olvido, la política y la revolución o la identidad y la subjetividad.
El punto de partida
Por su parte, Carlos Franz (Ginebra, 1959), autor de obras como El desierto (premio internacional de novela La Nación-Sudamericana 2005 – Perú) o Si te vieras con mis ojos (Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa 2016), empieza su relato contando cómo surgió la necesidad de escribir acerca de la dictadura.
“Había una demanda tácita, pero más adelante se convirtió en explícita y me sentí con la obligación de relatar esta situación” cuenta Franz de una forma muy emotiva. Durante el periodo posterior a la dictadura y ya viviendo en Berlín, Franz se sintió más motivado para escribir sobre estos temas tan complejos. Casualmente estaba empapándose de lo que había sucedido en Alemania tras la caída del muro de Berlín y se dio cuenta de que no solo el régimen nazi si no también el régimen comunista había afectado a la sociedad. Esto le dio las claves y fue el punto de partida para empezar a escribir acerca de la dictadura de Pinochet.
“Sentí la necesidad íntima. Esos 17 años de dictadura me robaron una parte de mi juventud, estuvimos diez años en toque de queda y eran momentos donde se estaban violando los derechos humanos”, y confiesa que, en su momento, también sintió ese espíritu de rebeldía.
Diarios de viajes y el proceso creativo
Durante los años que Cynthia Rimsky ha viajado, ha tenido la constancia de escribir los diarios donde plasma sus pensamientos más profundos y que, a su vez, son historias que utiliza como guía para sus escritos. Deja muy claro que la mayoría de sus relatos han estado basados en ellos, los ha utilizado como material para la creación, pero no quiere decir que lo publicado sea fiel a la realidad.
“Lo que me interesa rescatar de mis diarios es lo que hice, a donde fui, rescatar las palabras y las imágenes. Son netamente materiales documentales y guardo la distancia con ellos como lo hace un archivista con sus documentos. Jamás he contado una anécdota mía, utilizo ese material para crear un nuevo punto de vista y así poder crear una historia nueva. No me interesa contar lo que yo viví, eso me aburre. Lo que yo busco es encontrar historias nuevas pero basadas en esa realidad que algún día viví”, Desvela Rimsky en su relato.
Vivir en el extranjero y escribir desde la distancia
Por su parte, para introducir la que durante muchos años había sido su relación con la migración, Carlos Franz expresaba: “Acudamos a las novelas como máscaras, Santiago cero, mi primera novela, tiene diferentes temas, uno de ellos es el del personaje que, en plena dictadura, se siente con la necesidad de irse, pero no puede lograrlo, sea por problemas familiares o, simplemente, por miedo. Pero su sueño siempre es salir de esa realidad y ver qué pasa en otros lugares”. Uno de sus libros referentes siempre es el de Milan Kundera (Brno, Czechoslovakia,1929) la vida está en otra parte, de alguna u otra manera esta referencia le sirve para expresar lo que sentía en ese momento que decide salir a conocer nuevos destinos.
“El impulso de tomar distancia está ahí, porque hay otro lugar mítico donde realmente ocurre la vida; ahí es donde empieza lo real, lo verdadero”, asegura Franz, refiriéndose a lo que lo llevó a tomar la decisión de migrar. Su motivación para salir a otros países es la diversidad que encuentra en la sociedad, pero lo principal es que le permite tomar distancia acerca de ciertos temas que quizá no serían fácil escribir si estuviera presente en el lugar de los hechos.
Para finalizar, Franz nos deja su última reflexión sobre lo que ha significado vivir como migrante en otros países. “El poder salir de Chile me ha permitido descubrir que soy latinoamericano o hispanoamericano. La hermandad y proximidad con peruanos, argentinos y mexicanos me hace entender que nuestras diferencias de pensamiento son insignificantes comparadas con lo que tenemos en común. Por eso amo vivir en Madrid, porque me ha dejado conocer la diversidad”, concluye el escritor en su discurso final.
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