Aromas y sabores árabes en Madrid

Cachimba

Desde el exterior, nada las diferencia de los locales de alrededor excepto quizá los azulejos arabescos que decoran algunas de sus puertas. El interior sin embargo es un estilo de establecimiento diferente que hasta hace pocos años era desconocido en la capital. Como si del armario de Narnia se tratase, al cruzar la puerta dejas atrás Madrid y te ves transportado a Marruecos, Túnez, Egipto o Siria. Suelos de azulejos; paredes decoradas con tapices, cuadros, instrumentos y otros adornos; mesitas bajas de madera o piedra rodeadas de sofás y pufs; y música árabe de fondo. Nada se deja al azar, todo en el local te invita a dejarte llevar por la imaginación y creerte en una sala de té en lo más recóndito de alguna Medina.

Las teterías, que hicieron una entrada discreta en la ciudad hace algunos años, están experimentando hoy su etapa de mayor popularidad y se están posicionando como una de las opciones más atractivas de la vida nocturna madrileña. Se trata de negocios regentados por inmigrantes árabes que llegaron a la ciudad y eligieron recrear en nuestro país el prototipo de local típico de su tierra natal. Por ello, las teterías siempre habían sido el punto de reunión para la población árabe de la ciudad. Sin embargo, de un tiempo para acá y cada vez más, los jóvenes, y no tan jóvenes, madrileños las frecuentan atraídos por el exotismo que deprenden, por sus ricos y variados tés y por la posibilidad de fumar shisha.

El Basha

Hay muchas teterías en la capital, casi todas situadas en la zona centro. Dos de las más conocidas son Las Mil y Una Noches (C/Martín de los Heros, 28) y El Basha (Plaza de Matute, 7). Algunas de ellas son meros salones de té mientras que otras son también restaurantes que ofrecen menú degustación de gastronomía árabe e incluso espectáculos de danza del vientre. Lo qué sí que está garantizado en todas ellas es una amplia carta de tés (2,50 €) entre los que elegir y un gran número de cachimbas (8-12 €, dependiendo del establecimiento y de si son con o sin alcohol) para fumar tabaco de sabores tan dispares como la calabaza, el café o el tuti fruti. Toda una alternativa para esas noches en las que el frío siberiano se apodera de la ciudad.

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