To tea, or not to tea

Cartel de la obra Veinticinco años menos un día

Hay algo en la representación de Veinticinco años menos un día que recuerda a Noises Off, la obra de Michael Fraynn que fue llevada al cine por Peter Bogdanovich y protagonizada por Michael Caine. De hecho, hay mucho de ésta en la obra del cordobés Antonio Álamo, que se representa en el Teatro Español hasta el 13 de noviembre. Habiendo visto la anterior, resulta difícil disfrutar de este montaje de una manera pura. Pero no por eso pierde un ápice de su absurda diversión.

 

Porque la obra, ganadora del Born de Teatro en 2005, tiene también reminiscencias de vodevil, del más puro teatro británico (y por tanto, universal) en su ironía, como señala la directora Pepa Gamboa; y sobretodo, rebosa referencias a David Mamet por doquier: no hay personajes, sólo líneas escritas en un papel.

Con semejante premisa se encuentran los actores de The Tea Is Ready; la función que se representa dentro de la función, y que va siendo comentada por un soberbio Richard Collins-Moore en su papel de inspector (luego le veremos transformarse en su propio abuelo, un estrafalario autor teatral conocido como P.D. Green)

La obra, que surgió a partir de un taller de dramaturgia y uno de puesta en escena, impartidos respectivamente por el autor y la directora del montaje; aborda, desde los clásicos gags de comedia, temas como la identidad o “la obligación de cambiar constantemente de personalidad para sobrevivir”; según declaró Álamo.

Los actores disfrutan, se nota, y el público disfruta con ellos. Una espectadora comentaba al equipo artístico: “Vuestra obra es una terapia contra la tristeza. Yo hacía cinco meses que no me reía y habéis conseguido que me ría a carcajadas durante toda la obra.” Y es que a veces, el teatro resulta terapéutico.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.