DESPIERTA PAULA, DESPIERTA

Sintió el frío del miedo apoderarse de su vida y no le quedó otra opción que lanzarse a escribir. Su cuerpo y su mente quedaron paralizados una mañana extraña, distinta de todas las que, a sus 49 años, vio amanecer. Porque desde ese día, en el que alguien llamó a su teléfono para decirle que su hija, Paula, su Paula, estaba sumida un grave coma, la angustia y el terror lo invadieron todo. Nunca más volvió a ser la misma, nunca superó que la muerte se llevara los 28 años más felices de su existencia. Tan sólo le quedó un libro en el que volcó su alma para dar forma a un homenaje, un canto a la vida que la niña de sus ojos no disfrutaría más. Un relato íntimo y maternal al que muchos han calificado como la mejor historia de Isabel Allende.

“Escucha, Paula, voy a contarte una historia, para que cuando despiertes no estés tan perdida…”. Como un cuento, como los padres cuentan a su hijos la vida de sus antepasados más cercanos. Es 8 de enero, igual que todos los días en los que comienza a escribir sus novelas, y con una frase llena de esperanza comienza sin habérselo propuesto una autobiografía que alterna con fragmentos de un monólogo desgarrado hacia su hija. Yace en la cama desde que una extraña enfermedad le ha sumido en una inconsciencia que le impide comunicarse. Sin embargo, su madre tratará de hablarle para mantener viva la fuerza que permite que ella no caiga también. Estará con ella hasta el final y convertirá lo que debía ser un cuaderno familiar en su mejor novela, en una larga dedicatoria a su hija muerta.

Los sentimientos de verdad, los que salen de adentro, a los que la intensidad con la que se vivieron les hace verdaderos, llegan más al lector y éste los puede hacer suyos con mayor facilidad. Por eso, no es difícil que el libro que dedica a su hija haya superado en éxito a otros éxitos literarios de la chilena, dando, incluso, lugar a la publicación de la compilación de misivas de apoyo que la escritora recibió durante años: Cartas a Paula. La casa de los espíritus, Mi país inventado o los Cuentos de Eva Luna, entre otros, también contaron con la lectura masiva de los que siguen desde hace años las historias de sus novelas. Sin embargo, nunca podrán superar a la rabia y la impotencia convertidas en la ternura que se desprende en cada página de Paula. La ternura con la que una madre le canta un cuento a su niña mientras la acuna, antes de que un profundo sueño le aparte de su lado, para siempre.