‘No mires arriba’… o verás tu propia estupidez

Escena de ‘No mires arriba’
Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio en ‘No mires arriba’ © Twitter

La comedia de Adam McKay recrea una sociedad ridícula y apática a la que no le podría importar menos el fin del mundo

La estupidez humana es infinita. Ya podría estar un cometa a punto de impactar contra la Tierra y destruir toda vida conocida, haber un virus expandiéndose a nivel mundial o una clara amenaza climática que aún creeríamos egocéntricamente en nuestra indudable salvación. Y si, por el camino, se pudiese sacar provecho de la supuesta y posiblemente inventada catástrofe, mejor. Por suerte, estos escenarios solo existen en el cine ya que, si alguna vez tuviésemos que enfrentarnos a dichos sucesos en la vida real, sería de temer que nuestra reacción fuese la que se muestra en la película de Adam McKay.

Basada en hechos reales que no han pasado todavía, No mires arriba presenta el fin del mundo a través de la historia de Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) y Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), dos astrónomos que descubren que un cometa impactará contra la Tierra destruyendo el planeta por completo en seis meses y catorce días. Aunque ni a los políticos ni a los medios de comunicación podría importarles menos, tras la filtración de la noticia a la prensa, magnates de la tecnología, cantantes, ciudadanos comunes y negacionistas se moverán según sus propios intereses para evitar —o no— que el cometa alcance nuestro hogar.

Escena de ‘No mires arriba’
Cate Blanchett y Tyler Perry en ‘No mires arriba’ © Twitter

A partir de esta premisa, McKay crea un largometraje inteligentemente raro, en el que las reacciones políticas, económicas y sociales a la catástrofe por parte de los protagonistas resultan tan cercanas y reales que hacen de la cinta una representación divertida a la vez que terrorífica de la realidad. Con su ya característico estilo documentalista, el director retrata una sociedad tan ridículamente verídica que solo puede hacérsele justicia con la sátira, un género que demuestra dominar a la perfección. Gracias a los continuos toques de humor y la insensatez que embriaga la trama de la película, el espectador no puede sino reír ante la representación de nuestra propia absurdidad.

Durante las dos horas y media de duración, el público es transportado hasta una catarsis que, a diferencia de las tragedias griegas, es de lo más dudoso que sirva para evitar futuros desastres a nivel mundial, pues el orgullo y narcisismo de la humanidad representados en el filme están lejos de ser desproporcionados. Entre bromas y frustraciones, la película no hace sino actuar de espejo para las acciones y respuestas de gobiernos, empresarios y ciudadanos al problema real del calentamiento global. Ahí se encuentra el gran éxito de la película: conseguir ser ficción sin serlo al presentar un futuro que ya estamos viviendo y en el que, visto con perspectiva, dejamos mucho que desear.

Escena de ‘No mires arriba’
Kid Cudi y Ariana Grande en ‘No mires arriba’ © Twitter

Con cada nueva aparición de la amplia gama de actores que participan en la cinta, entre los que se encuentran Meryl Streep, Jonah Hill, Cate Blanchett y Tyler Perry, se acentúa ese entretenido caos que se extiende a lo largo de la película. El contraste que se crea entre el carácter de los dos protagonistas y la exageración en la representación de los personajes mediáticos —con un Mark Rylance que no ve más allá de su propio éxito y una Ariana Grande en lo que parece una parodia de sí misma— remarca la ‘natural’ separación que existe entre la manera de afrontar los miedos de la élite compuesta por la “gente guay” y la clase obrera de “trabajadores de pasillos de los sitios de masajes”.

Carteles promocionales de ‘No mires arriba’
Carteles promocionales de ‘No mires arriba’ © Twitter

Aunque a la película se le escape algún que otro cliché, contrarresta el humor con escenas serias y duras emocionalmente —encontramos aquí una de las grandes aportaciones de Timothée Chalamet— que hace que la cinta pase de ser pura comedia a una reflexión y aviso sobre el peligro de nuestra propia conducta frente a los problemas globales a los que nos enfrentamos. Entre risas, la película deja con la triste sensación de haberse visto demasiado retratados en una sociedad apática y desagradable en la que estamos lejos de salir bien parados.

El filme se estrenó en cines seleccionados el pasado 12 de diciembre y podrá verse en la plataforma de Netflix a partir del 24 de diciembre.

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