Sin The Black Keys no hay camino

La larga e interminable espera mereció la pena. El dúo formado por Dan Auerbach (voz y guitarra) y Patrick Carney (batería) salió al escenario madrileño sin alfombra roja, sin ínfulas de estrellas del rock, a pesar de haber agotado las entradas. Pero la sencillez se quedó en la superficie porque todos los que estábamos ahí pudimos confirmar que realmente The Black Keys es la resurrección del blues más bailable y pegadizo. Qué mejor manera de celebrar los setenta años que hubiese cumplido Jimmy Hendrix la noche anterior que estar bailando los mejores temas del grupo de Akron (Ohio). Este par de virtuosos se movió con sinceridad por un escenario elegante, sin mucho artificio, pero realmente original. La superposición de pantallas de diferente tamaño envolvía al grupo, con la emisión de imágenes de alguno de sus discos o del directo en blanco y negro. 

El concierto duró una hora y veinte escasa. Muchos nos quedamos con ganas de más, sobre todo, de sus primeros temas. Supo a poco y mucho, a la vez. Y, es que, el repertorio consistió en veinte temas, que no es poco, principalmente del último disco, El Camino (2011), y del penúltimo,  Brothers (2010). Empezaron con las memorables ‘Howlin’ for you’ y ‘Next Girl’. El Palacio de los Deportes vibraba con cada golpe de las batquetas de Karney y cada nota que salía de la electrizante guitarra de Auerbach. El dúo estaba acompañado de un bajista y un teclado, que permanecieron en segundo plano. El ímpetu no paró en ningún momento y continuaron con muchas de las canciones de El Camino. Con ‘Dead and gone’ se alzaron los miles de brazos para unirse al vocalista con el “oh, oh, ooou” de la canción. Y continuaron deleitando con más canciones del último trabajo, la vibrante ‘Run right back‘, ‘Little black submarines’ o la palpitante ‘Gold on the ceiling’. Los flecos que colgaban de la camisa de Auerbach también temblaban y bailaban con su música.

Los más nostálgicos pudieron disfrutar de alguno de los temas de sus trabajos anteriores como la redonda ‘Tickfreakness’ del  segundo disco, con el mismo nombre. No se olvidaron de ‘Your Touch’ del Magic Potion (2006) o de ‘Same old thing’ de Atack and Release (2008). Aún así muchos echamos en falta alguna canción como, por ejemplo, ‘Psycothic Girl’. Antes de los bises, el público enloqueció con la enérgica ‘Tighten up‘ y con ‘Lonely boy’ imitando el baile del famoso personaje del videoclip. Y con el boom final, el petardazo, después de desaparecer del escenario una bola a lo fiebre del sábado noche cayó del cielo para iluminar al dúo y al público con pequeños destellos de luz que bañaron todo el recinto. ‘Everlasting light’ y ‘I got mine’ dieron punto y final a una noche emocionante. El grupo abandonó el escenario y muchos nos quedamos con la impresión de un apaga y vámonos pero está claro cuáles son las intenciones de The Black Keys: anteponer su magistral música y talento a cualquier pretensión.

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