Primark, la tienda más popular en Madrid

Primania, viral en las redes
Una chica le saca una foto a otra en Primark de Gan Vía
Dos chicas se fotografían en la tienda para subir la foto en las redes usando el hashtag #Primania

Resulta prácticamente imposible pasear por Gran Vía sin fijarse en la nueva tienda Primark. Las colas, la fuerte música y el ruido de gente que entra y sale del edificio llaman la atención de una forma ineludible. “Buenos días, ¿quiere una bolsa?”, pregunta sonriente una dependienta a los potenciales clientes que entran a la tienda. “Disculpe, ¿quiere una bolsita?”, interpela metódicamente a los que cruzan la puerta. Primark de Gran Vía se ha convertido en el fenómeno más sonado en Madrid durante estas dos últimas semanas. Ya sea por las colas interminables que se forman para entrar y que se repiten diariamente desde su apertura el día 15 de octubre, o por los asequibles precios de la marca. Primark se ha convertido en un “templo” que, bajo el hashtag #Primania, también se ha hecho viral en las redes.

El edificio de Primark, propiedad de Amancio Ortega, considerado ya el hombre más rico del mundo, es visualmente espectacular. La superficie de 12.400 metros cuadrados está distribuida en cinco plantas. De hecho, este Primark es, en España, la tienda más grande de la cadena y la segunda en el mundo. Cuenta con 573 empleados, 131 cajas y 91 probadores. Todo ideado para que el consumidor encuentre lo que busca en una misma tienda. Ropa masculina, femenina, lencería, accesorios, maquillaje, bisutería, ropa infantil, decoración para el hogar, complementos y otros productos.

Apagan de golpe la música y anuncian por megafonía: “Estimados clientes, les comunicamos que por motivos técnicos hoy no se pueden realizar las compras con tarjeta. Solamente se aceptan pagos en efectivo. Disculpen las molestias”. Y vuelven a repetir lo mismo otra vez. Me acerco a un grupo de chicas jóvenes que se están probando algunas prendas delante de un espejo. Cada una lleva un carrito a rebosar de ropa y más ropa. Las chicas visitan Primark por primera vez y están contentas por no haber tenido que hacer cola para entrar. “Veníamos con 70€ de presupuesto, pero ahora que han dicho que no se puede pagar con tarjeta no sé cómo lo haremos”, confiesa una de ellas. Las tres amigas coinciden en que se enteraron de la apertura a través de las redes sociales y que, más tarde, lo vieron anunciado en las noticias. Están impactadas por el diseño de la tienda y, sobre todo, por sus asequibles precios.

Vistas al hall de la nueva tienda Primark de Gran Vía
Vistas al hall de la nueva tienda Primark de Gran Vía

Primark ha apostado en Gran Vía por una estética sobria, de un blanco reluciente, introduciendo hologramas en las cristaleras interiores del hall que proyectan imágenes de modelos occidentales. Así pues, el consumidor quizás crea que se encuentra en un sitio lujoso y exclusivo. Escaleras mecánicas que suben, que bajan y escaleras tradicionales majestuosas permiten trasladarse de una planta a otra, de una sección a otra. Un laberinto que, con una buena estrategia, se las apaña para que el consumidor tenga que recorrer más de una planta antes de irse. Y en la última de ellas, un showroom para dar a conocer sus novedades a prensa y a estilistas. Aunque lo más llamativo y característico de la empresa irlandesa es, sin duda, el precio. Por ejemplo, una sudadera ‘made in Turkey’ cuesta 12€ y unos vaqueros elásticos ‘made in Bangladesh’, 8€. El visitante puede encontrar un pack de braguitas y sujetador de encaje ‘made in China’ por 7€ o una blusa ‘made in Vietnam’ por 13€.

Probablemente la mayoría de los compradores no se fije en la procedencia de todas esas prendas. No obstante, gran parte del motivo de su bajo precio radica en el lugar de fabricación. La cadena irlandesa tiene proveedores en India, China, Turquía… De hecho, Primark es una de las marcas que se vio involucrada en el accidente textil del edificio Rana Plaza en Bangladesh. Un accidente que tuvo lugar en las afueras de Dacca el 24 de abril de 2013 y en el que murieron más de 1.125 personas. Aún hoy día Primark sigue pagando indemnizaciones a las víctimas del derrumbe del edificio.

Dependiente doblando ropa
Un trabajador de la tienda Primark doblando ropa interior en la sección de lencería

Cuando salgo de la tienda me fijo en los miembros de seguridad que están colocando vallas de color azul. Son las 12:30 de la mañana y eso significa que a los que vengan a partir de ahora les tocará hacer cola si quieren ver o comprar algo. Los cuerpos de seguridad de las tiendas vecinas (Mango y H&M) observan el despliegue con naturalidad. Después de dos semanas de conglomeraciones se están acostumbrando al éxito de su nueva tienda rival.

La moda es la que domina tendencias. Y, sin duda, Primark de Gran Vía se ha puesto de moda. Cabe decir que muchos de los visitantes acuden solo para curiosear y ver con sus propios ojos ese lugar del que tanta gente habla. Aunque, probablemente, después de hacer la cola y recorrerse el edificio entero, algunos acaben sucumbiendo a los efectos del consumismo y compren, aunque sea, una camiseta ‘made in Cambodia’. Y, orgullosos, suban la foto a las redes bajo el hashtag #Primania.

Paula Baldrich Izquierdo

Quise ser Harry Haller. Luego, Arturo Bandini. Quise ser escritora maldita pero, con el pelo corto y las gafapasta, me confundieron con hipster y ya no hubo manera. Así que, aprovechando la oportunidad, me infiltro entre las masas para descubrir nuevas tendencias culturales y contarlas al mundo. Partidaria del periodismo de largo aliento y los viajes improvisados. Respecto a mi personaje... ya veremos más adelante qué pasa.

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