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Xacobe Pato: «Siempre nos estamos yendo de los sitios en los que somos felices»

El escritor gallego Xacobe Pato

Leer se ha puesto de moda (¿o es que siempre lo estuvo?). Y es que en una realidad plenamente digitalizada como en la que nos encontramos, casi es de agradecer cualquier gesto en redes que fomente la lectura, más aún si esos gestos parecen multiplicarse a base de like. El treintañero Xacobe Pato (@xpgigirey) —de Ourense, de Instagram, de Twitter y del Depor— lo sabe bien. Desde 2013, y hasta hace bien poco, fue librero de la compostelana Cronopios; en 2018 comenzó a compartir sus diarios a través de Instagram; en 2020, esas breves publicaciones se materializaron en forma de Seré feliz mañana, su primer libro; y ahora mismo es, con más de 20.000 seguidores en Instagram, un influencer literario en toda regla, o como ahora los llaman: un bookstagrammer. Desde entonces, y sin dobleces, este amante de la lectura y procrastinador empedernido ha convertido a sus lectores en testigos directos de sus vivencias más ordinarias —y de las no tanto—. Y es que, consciente o no, y valiéndose de la sencillez, la ironía y, en algunos casos, de la crudeza, este joven escritor ha logrado hacer de los momentos más anodinos auténticos viajes extrafronterizos; y de sus textos, ese sol en la cara que da en invierno.

Cultura Joven: ¿Cuándo y por qué comenzó en Cronopios?

Xacobe Pato: En verano de 2013. Yo vivía en Coruña. Estaba buscando trabajo y me dijeron que iban a abrir una librería nueva en Santiago. Como me gustaba tanto leer, le pedí a mi novia que les llevara mi currículum. Y lo hizo, pero allí le dijeron que ya tenían el equipo montado. Un mes después me llamó Merce, la dueña, y me hizo una entrevista en la que le cité algunos libros y autores que había leído (la mayoría eran mentira, porque en las entrevistas de trabajo hay que mentir siempre). Empecé al día siguiente y me tiré ocho años. Hasta el verano pasado. Recuerdo que lo primero que hice fue ponerme a leer como un lunático todos los libros que dije que había leído.

C.J.: ¿El Xacobe de 8 años habría imaginado que acabaría siendo librero? ¿Y escritor?

X.P.: El Xacobe de 8 años quería ser futbolista del Deportivo, y aún peor, pensaba que lo lograría y no era ni el mejor de su clase. Luego quise ser muchas otras cosas. Escalador, aunque tenía vértigo, y buzo, aunque tenía claustrofobia. Nunca me imaginé de librero porque a mí de pequeño los libros no me decían gran cosa. Como escritor empecé a verme un poco antes.

C.J.: ¿Ha notado un incremento de la clientela desde que tiene mayor presencia en redes sociales?

X.P.: Sinceramente, no. Sobre todo, cuando publiqué Seré feliz mañana sí que empezó a venir gente que estaba de visita en Santiago para saludarme o para que les dedicase el libro. Por otro lado, a mí me daba mucha vergüenza, y creo que les debí caer fatal a todos.

C.J.: ¿Cuáles son las ventajas de comprar en librerías como Cronopios y no en grandes superficies?

X.P.: La ventaja fundamental, por lo menos para mí, es que el paisaje de las ciudades mantiene espacios auténticos, propios. Poder pasear por una ciudad y ver escaparates que no vas a ver en otras ciudades del mundo. Las librerías independientes son un bastión de resistencia contra la uniformidad de las ciudades. También que estás apoyando económicamente negocios y proyectos que generan cultura cerca de ti, que apuestan por traer a escritores, que fomentan la cultura y a veces hasta la diversión.

C.J.: ¿Es mejor el formato físico que el digital?

X.P.: Lo políticamente correcto sería decir que son compatibles, que el digital para viajar está muy bien, porque no pesa, y todas esas cosas amables y blancas que se dicen. Pero para mí el formato físico del libro es imbatible, no en vano tiene siglos de historia. Coger un libro de la estantería, sentarte en el sofá y abrirlo… ahí sí que puede pasar cualquier cosa.

«Las librerías independientes son un bastión de resistencia contra la uniformidad de las ciudades»

Xacobe Pato

C.J.: En 2020 publicó su primer libro, Seré feliz mañana, una recopilación de los diarios semanales que empezó a subir en Instagram en 2018. ¿Qué le llevó a querer compartir en una red social algo tan personal?

X.P.: Yo lo que quería era escribir y que los demás me leyesen. El formato de los diarios no es original. Se lo copié a autores que admiraba y admiro como Iñaki Uriarte, Elvira Lindo o Andrés Trapiello, y como pude me lo llevé a mi terreno, a mis intereses, a mis cosas. Lo publicaba en Instagram porque entonces tenía unos mil seguidores, que me seguían porque recomendaba libros, y a mí me parecía que ya eran más lectores que los que tendría incluso un hipotético libro. Lo comparo siempre con la gente que hace música. Los músicos ya no van a las discográficas puerta por puerta con una maqueta, como hace años, sino que suben su música a Internet y se ponen a ver qué pasa. Si haces ruido, de pronto alguien puede interesarse por ti.

C.J.: ¿Hubo algo o alguien que le empujara a escribir?

X.P.: Como cuento en el libro siempre he escrito diarios. Pero me di cuenta de que quería ser escritor leyendo a gente como Francis Scott Fitztgerald. Solo con hacer sentir a una persona lo que él me hizo sentir a mí cuando leí Suave es la noche me daría por satisfecho.

C.J.: En una entrevista para Vogue decía que lo más arriesgado de escribir un diario era retratar a las personas de su entorno. ¿Hay alguna escena de su vida que se haya quedado en el tintero?

X.P.: Muchas, las más interesantes. Entonces supe por qué todo el mundo escribe ficción. Llega un momento con los diarios en el que llegas a sentir que no puedes escribir nada verdadero sin herir a alguien. Pero ahí está: cambias un par de nombres, el color de pelo de esa chica, el paisaje, y ya puedes contarlo todo. Yo soy un refugiado de la realidad intentando entrar en la ficción, a ver si se deja.

C.J.: En su libro habla de la felicidad de manera abstracta, no como una meta sino como el motivo para continuar el camino. ¿Alguna vez se ha querido detener en ese camino?

X.P.: Sí, pero siempre nos estamos yendo de los sitios en los que somos felices para ir a no sé dónde.

C.J.: ¿Cuál ha sido el momento más irreverente en el que se ha sentido realmente feliz?

X.P.: En un entierro, claro.

«Llorar de risa con lo que había escrito un treintañero de Pontevedra fue muy revelador»

Xacobe Pato

C.J.: En redes sociales comparte muchas de sus lecturas. ¿Cuáles nos recomendaría para este 2022?

X.P.: La ciudad de los vivos, de Nicola Lagioia; Brillo, de Raven Leilani; Poeta chileno, de Alejandro Zambra. Y cualquiera de la pequeña editorial Tránsito, que parece que solo saben publicar joyas

C.J.: ¿Qué libro diría que ha marcado su vida?

X.P.: La serie de libros del detective sin nombre, de Eduardo Mendoza. Me reengancharon a la lectura cuando estaba todo perdido. También fue muy importante para mí leer Irse a Madrid, de Manuel Jabois. Llorar de risa con lo que había escrito un treintañero de un pueblo de Pontevedra fue muy revelador.

C.J.: Es un procrastinador nato. ¿También en la lectura? ¿Hay algún libro que sabe que tiene que leer, pero aún no lo ha hecho?

X.P.: Tantos. Hay dos que tengo siempre en la mesilla de noche, por si acaso, como el que duerme armado. Son los Ensayos, de Montaigne, y El maestro y Margarita, de Bulgakov.

C.J.: Y, por último, ¿se puede definir la felicidad?

X.P.: Se puede, pero mejor guardarse el secreto.

Raquel Pablo Alcalá

Graduada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Siempre entre páginas y acordes, y sin perder el sur como norte.

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