X-MEN: FIRST CLASS. TODOS SOMOS MUTANTES

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Mírate en un espejo. ¿Crees que ese color de pelo es normal? ¿Y tus ojos? ¿Te has fijado en el tamaño de tu cráneo? Dirige la vista hacia tus manos. Ah, el dedo pulgar opositor, fruto de años y años de evolución. ¿Pero cómo surgen estos cambios? Con la mutación, la materia prima de la evolución. Las mentes inquietas se han preguntado más de una vez qué pasaría si esos genes disidentes nos otorgaran la capacidad de volar, de leer la mente al prójimo o de soltar fuego por los ojos en lugar de cambiar el color de nuestro cabello o el tamaño de nuestra cabeza, pero siguen siendo mutaciones. La última de Marvel no podría ser más contundente: todos somos mutantes. Ni el propio Charles Darwin lo dijo más claro.

PósterLa precuela de nuestra patrulla de mutantes favorita se retrotrae a los años 60 para ambientarse en la Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia. En esta época conoceremos a un veinteañero Charles Xavier y su faceta más desenfadada. Su camino pronto se cruzará con el de Erik Lehnsherr, un joven Magneto guiado por la venganza. Juntos liderarán un equipo de mutantes más verdes que la hierba con el fin de detener los terribles planes de Sebastian Shaw, el malo malísimo de turno.

Matthew Vaughn puede decir con orgullo que ha realizado una de las mejores películas de X-Men hasta la fecha. Atrás se queda aquella cinta de pseudo-humor protagonizada por Lobezno y todavía más atrás la casi olvidable tercera entrega de la primera trilogía, dirigida sin mucho tino por Brett Ratner. Estos son los mutantes con los que crecimos, y ahora les ha llegado el turno de crecer a ellos.

Con tintes de películas de espías, con aroma al mejor James Bond (y, por qué no, con alguna reminiscencia a Austin Powers) y con personajes que derrochan carisma sin necesidad de despegar los labios, Marvel vuelve a acertar de pleno en otra adaptación de uno de sus cómics más míticos. Y lo hace apenas un mes después de su último estreno, Thor, dando precisamente lo que escaseaba en esta: acción, buenas interpretaciones y una trama bien construida.

Mutantes... y orgullosos de serlo

Antes de convertirse en archienemigos, antes de liderar sus propias facciones de mutantes, el Profesor X y Magneto fueron los mejores amigos. Charles Xavier ha ganado algo de pelo y montones de molonidad en la piel de James McAvoy, digno (dignísimo) sucesor de Sir Patrick Stewart. Una interpretación sólida equiparable a la de Michael Fassbender, que no es Sir Ian McKellen, pero le va a la zaga en cuanto a  kilos de carisma. Ellos solitos se hubieran bastado para sostener una película excelente en base a su tensión dramática, pero vienen muy bien acompañados por unos secundarios a los que se les ha dado un buen uso y una mejor evolución, con Mística y Hank McCoy a la cabeza. El villano, interpretado por el siempre sosainas Kevin Bacon, es un malo con ínfulas de pedorro, pero consigue dar auténtico miedo y bastante mal rollo.

Charles y Erik

La psicología de los personajes está muy cuidada y la acción dramática, muy bien llevada. Algún bache de guión es el único inconveniente con el que se puede tachar la cinta. Vaughn dirige una historia seria, con un aire retro, pero con gracia y salero, sin caer en el esperpento. El corazoncito friki de más de uno se emocionará con los detalles que veíamos en películas anteriores (posteriores en la trama), como el origen de Cerebro, y los guiños dedicados a los fans y a los mutantes que vendrán. Pocas veces se ha escuchado un sobrecogimiento semejante con los cameos de una película… y hasta aquí puedo leer.

Mención aparte merece la excelente banda sonora de Henry Jackman. Veinte cortes épicos que acompañan magistralmente tanto a la acción y como al drama. Destacan ‘First Class’, ‘To Beast Or Not To Beast’, ‘Let Battle Commence’, ‘Rage and Serenity’, ‘Sub Lift’ y ‘X-Training’, que prácticamente construye sola la sublime escena del entrenamiento de los mutantes. El tema de cierre, ‘Magneto’, tiene un toque retro a juego con los propios créditos, con los trajes blancos y los pantalones de campana que visten los personajes.

A punto de confirmarse la secuela de la precuela (toma trabalenguas), parece que tendremos mutantes para rato. Hollywood ha encontrado un filón en los cómics de Marvel, y si todas las restan por llegar tienen la factura de esta, bienvenidas sean. Así da gusto ir al cine.

Charles y Erik en acción

Si el “todos somos mutantes” es el lema de la cinta de Vaughn, la otra constante de las películas de los X-Men tampoco falta: la aceptación de los mutantes en un mundo que los rechaza. Porque no dejan de ser inadaptados sociales, faceta con la que muchos se identificarán… Espera un momento. Si soy una inadaptada social y mutante, ¿por qué mi único poder de mutación es el color caoba de mi cabello? No es justo, que me traigan el libro de reclamaciones.

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Año: 2011.
Duración: 132 minutos.
País: Estados Unidos.
Género: Acción, ciencia-ficción, aventura, drama.
Director: Matthew Vaughn.
Intérpretes: James McAvoy, Michael Fassbender, Kevin Bacon, January Jones, Nicholas Hoult, Jennifer Lawrence, Caleb Landry Jones, Lucas Till, Zoe Kravitz, Jason Flemyng, Oliver Platt.

 

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