Zhang Yimou vuelve a la gran pantalla para mostrarnos que «el cine nos enseña a ser mejores»
La película, que debía estrenarse en la Berlinale de 2019, fue retirada en el último momento por «problemas técnicos». Un segundo se enmarca dentro de la Revolución Cultural china (1966-1976), periodo profundamente ideológico y político, con Mao como fuerza motriz. Dos años después y tras modificar el montaje, Zhang Yimou consigue saltarse la censura china e inaugura la Sección Oficial del 69º Festival de San Sebastián.
El film narra la historia de un convicto (Zhang Yi) que escapa de un campo de trabajo al noroeste de China, durante la Revolución Cultural del país. Huye en dirección al cine de un pueblo cercano, con el único fin de hacerse con una cinta de película en la que aparece su hija, objeto que también codicia una joven huérfana (Liu Haocun).
Zhang Yimou es uno de los cineastas más importantes de China. Comenzó su carrera como director de fotografía y se convirtió en realizador en 1987. Muchas de sus películas han sido ampliamente alabadas por la crítica, como Sorgo rojo (1987), ganadora del Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín, o Ju Dou (1990), nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa. En Un segundo —su vigésimo tercer largometraje— Yimou se aleja de las superproducciones bélicas como Las flores de la guerra (2011) con Christian Bale, o La gran muralla (2016) con Matt Damon, para presentar su trabajo más sencillo y modesto.
Cine dentro del cine: Un ‘Cinema Paradiso’ oriental
Un segundo nos adentra en una época en la que el cine actúa como válvula de escape. La Revolución Cultural tenía como fin la remodelación de toda la sociedad y un cambio de conciencia en el pueblo chino. Mao esperaba reducir, o eliminar, las distinciones o privilegios jerárquicos en la sociedad. Inundó el país de copias del Libro rojo (1964) y sus frases e imágenes se distribuyeron por todas partes. El propio Yimou acudió a un centro de reeducación política en su juventud.
“Viví la Revolución Cultural desde los 16 hasta los 26 años. Tengo un enorme interés en ese periodo histórico, ¡hay tantas historias interesantes de esa época! Sin embargo, es un tema todavía delicado de tratar”, señaló a LiveForFilms durante el estreno de Regreso a casa (2014).
A modo de Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988), Zhang Yimou nos relata su amor y respeto por el cine de antaño. Un segundo nos hace testigos del periplo que sufrían las bobinas de películas, viajando durante kilómetros para llegar a los cines cada dos meses, acontecimiento que era recibido como el Año Nuevo. Así es como llega al cine del pueblo la propagandística cinta Hijos Heroicos (1964), película real sobre la intervención de China en la Guerra de Corea. Antes del film se proyecta un noticiario, y en uno de sus fotogramas, en tan solo un segundo, aparece la hija del protagonista.
Tras un incidente con las bobinas y, ante el temor de no visionar la película, todo el pueblo se pone manos a la obra para su restauración. Lo hacen bajo las órdenes de Don Películas, quien se considera el mejor proyeccionista del mundo y cree que «el cine nos enseña a ser mejores». Yimou nos presenta el celuloide y cada uno de sus fotogramas como una obra de arte. Lejos queda la aparatosa escenografía de películas como La casa de las dagas voladoras (2004), nominada al Oscar a mejor fotografía, o La maldición de la flor dorada (2006), nominada al Oscar a mejor vestuario. Su último trabajo se mueve entre el desolado desierto de Gobi y la abarrotada sala de cine de un pueblo, cuyos habitantes «se quedarían aquí siempre, da igual lo que les ponga».
Un segundo es, sin duda, una invitación para volver a las salas de cine.
Distribuida por Vértigo Films.
