Tristán e Isolda es una de las operas mas representativas de Wagner. Basada en una leyenda celta del siglo X, está recogida en varias versiones (inglesa, francesa, galaico portuguesa y, por supuesto, alemana_ que es en la que se inspiró Wagner). Tristán, caballero del Rey Arturo (interpretado por Robert Dean Smith) e Isolda, princesa irlandesa, (Violeta Urmana), viven un idilio apasionado que, como en la mayoría de las óperas; acaba de manera trágica. Tristán es un hombre siempre en busca de algo; Isolda es una mujer de carácter. Su amor les consume hasta el punto de escaparse a todas las normas y convenciones sociales. No se trata de un amor de juventud sino de un amor maduro, al que ambos llegan después de haber sufrido y luchado en la vida.
A pesar de que la leyenda pertenece a la Edad Media y estuvo narrada por trovadores medievales fue rescatada por la corriente romántica del XIX. Wagner, interesado por la historia, le dio una perspectiva innovadora desde el punto de vista tanto escenográfico como musical. La música no mantiene una cadencia clara sino que va cambiando, manteniendo la tensión del espectador. Acompaña fielmente los estados emocionales de los protagonistas. Si cambia su ánimo, cambia la música.
En cuanto a la escenografía; es lúgubre y sencilla, con colores oscuros y permanencia de los cuatro elementos: fuego, aire, agua…- plasmados en ríos, mar, velas e incluso hogueras de siete metros insertadas en un video, obra del artista Bill Viola. Todo esto intercalado en el paisaje romántico. Se dice que quiso plasmar su propio enamoramiento por Matilde, mujer de gran belleza esposa de Otto Wesendonck, su amigo y mecenas. Los protagonistas van vestidos de manera clásica e intemporal. El director musical es Marc Piollet,que anteriormente había dirigido L’elisir d’amore y el director de escena Peter Sellars. El coro y orquesta, los titulares del Real. La ópera dura casi cuatro horas, divididas en tres actos. Fue estrenada el día 12 de enero y estuvo en el Real hasta hace unos días.
