Un automóvil recorre el noroeste del Himalaya. Con perceptible entusiasmo, Tania Abitbol contempla los campos tibetanos. El conductor le describe la ruta con detalle: cordilleras, colinas y montañas. De pronto, Tania ve a una anciana paseando en mitad de la nada. Inmediatamente, pide detener el coche con la emoción anticipada de conversar con alguien natural del Tíbet. De nuevo, puede capturar con su cámara un rostro lleno de vivacidad.
Tania Abitbol (Madrid, 1965), fotógrafa de viajes, cambió los palos de golf por una cámara debido a una lesión de espalda. Impulsada por “un fuerte deseo de conocer más a fondo cada uno de los rincones de este hermoso planeta», nos concede una mirada amable y respetuosa al corazón del Himalaya. Durante cuatro años, se ha empapado de su cultura con el objetivo de divulgar un libro fotográfico que será publicado el 8 de noviembre por la editorial Planeta. Himalaya contiene 180 imágenes que embriagan la vista de colores cálidos y optimismo, al igual que hizo en otros trabajos como Birmania (Lunwerg).
Como quien oye un canturreo o lee unos versos que resultan familiares, la fotógrafa nos guía por escenarios consabidos para observarlos con detenimiento y volver a admirarlos. Y es que, a través de sus fotografías, Tania cuenta la otra historia del pueblo himalayense, sin juicios categóricos basados en ‘pobreza’ y ‘opresión’. “Es algo que intento siempre con mis viajes. Soy consciente de los horrores que vivimos y trato de plasmarlo en el prólogo (en este caso, escrito por Almudena Grandes). Pero detrás del horror hay muchísima belleza y gente maravillosa. En El Tíbet la opresión es real, en el templo de Jokhang si alguno se equivocaba de fila, en la que pueden llegar a estar 7 horas esperando, lo echaban de mala manera”.
La fotógrafa busca siempre interaccionar en profundidad con las gentes de los lugares a los que viaja: “Siempre solicito al guía que me acerque a las aldeas más recónditas”. En esta ocasión, Tania describe a los nativos del Himalaya como personas nobles, espirituales (por encima de los conflictos) y firmes a sus creencias: “Nepal es más hinduista pero convive sin problema con la colonia de tibetanos, que es más budista. Bután es un país más tranquilo, no está sometido y vive con un respeto enorme por la naturaleza. El 80% de la agricultura del país es ecológica”.
Uno de los retos de Tania en cada uno de sus viajes es tratar de capturar la belleza del alma humana. “Tienes que ser capaz de integrarte en el entorno. Además, es fundamental crear un tipo de vínculo emocional. Esa breve conexión se ve reflejada en la fotografía”.
