El Centro municipal de Cultura Contemporánea CondeDuque presenta, hasta el 17 de abril, una exposición gratuita en la que participan hasta 21 artistas diferentes y que nos insta a reflexionar, desde otra perspectiva más humana y terrenal, sobre nuestros comportamientos en la red.
Antes de bajar las larguísimas escaleras que conducen hasta las Bóvedas del Centro de Cultura Contemporánea, se puede observar cómo unos focos blancos alumbran de lleno a todo aquel que se adentra en esta experiencia, acompañada por el típico chroma verde que se utiliza en televisión. Si hay alguien al fondo de esas escaleras, seguramente se quede atónito mirando y señalando algo que todavía no se alcanza a ver.
Al adentrarnos en la misteriosa luz encontramos un accidente. Tierra esparcida por el suelo y un coche volcado y destrozado, como si de una escena de película se tratase. Una vez dentro de ese accidente, se descubre que los que entran y se sumergen al principio de esas escaleras, se ven proyectados en una “cueva digital”.
Esta entrada a la exposición es obra de Yosi Negrín y la titula “Zona Cero”. Lo plantea como una percepción del territorio mediatizada por el uso del dispositivo móvil. Su principal objetivo es atravesar esa brecha digital e intentar comprender la dimensión entre lo virtual y lo material.
Dentro de la ‘cueva digital’
En pocos años, la sociedad se ha visto involucrada, casi sin querer, en un lugar en el que predomina el scroll de las pantallas y la esfera multimedia. Es casi imposible salir de ahí, todo está conectado, todos estamos conectados a través de los móviles y de esta nueva forma de comunicación. Un paradigma diferente que está cambiando la manera de consumir todo tipo de cultura. Esto mismo es lo que pretenden cuestionar artistas como David Ferrando, Mario Santamaria o Almudena Lobera en Super Superlike, reflexionar sobre la manera de percibir la realidad, de compartirla…
Fotografiar el amanecer desde la ventana de un avión para colgarlo más tarde en redes sociales, un acto tan sencillo e inocente como este es el que nos propone Cristina Garrido, que recoge una colección de esos posts y los plantea como una manera de ubicuidad, una forma de estar presente en todas partes, pero sin estar realmente en ningún lado.
Y, cómo no, las pantallas son unas de las grandes protagonistas dentro de esta exposición (aunque no las únicas). Un vídeo, creado por Momu & No Es, nos transporta a un viaje en carretera en el que aborda la relación del algoritmo con el LSD durante 16 minutos en los que es imposible apartar la mirada de las imágenes proyectadas. Mark Zuckerberg o Queen son algunos de los representados, pero también juega con colores y con imágenes e ilustraciones paródicas sobre temas cotidianos, y se acompaña de música, a veces algo absurda, que consigue mantener la atención de principio a fin como algo casi hipnótico, gracias a un toque inteligente de humor.
Hay una cierta ironía “apocalíptica” en esta muestra. Fuera de las pantallas, pero teniendo presente todos los elementos que necesitamos para crear estas máquinas (cables, trozos de una megadrive, una CPU de ordenador, un cartucho de videojuego o incluso una bebida energética), encontramos lo que la artista Marian Garrido sitúa en el “cyber medievo”. Así crea dos esculturas, una sopa distópica con la que pretende especular sobre realidades alternativas, en las cuales los hechos se habrían desarrollado de una manera diferente a lo que ya conocemos. Plantea una evolución superpuesta y diferente a la actual.
Con estos y otros muchos elementos que forman parte de Super Superlike, llegamos a la conclusión de que “vivimos en un momento de histeria, y hay que desconectarse”, tal y como puntualiza Marta Ramos-Yzquierdo, una de las comisarias de la exposición. Algunas de estas obras generan más preguntas que respuestas, pero es ese el objetivo, ponernos ante el foco (como al principio de esas escaleras) y hacernos reflexionar sobre nuestra evolución y comportamiento.
