La mayoría de los jóvenes están asustados por la precariedad laboral, sobre todo los periodistas, ya que hay un gran número de personas especializándose en este sector y poco trabajo.
La incertidumbre de encontrar trabajo provoca que las personas que están terminando sus estudios y comienzan a introducirse en un ámbito profesional, acepten cualquier tipo de empleo ante las dificultades laborales. La necesidad de tener un empleo incita a los jóvenes a realizar cualquier tarea, aunque no les guste, dado que si le ofrecen un trabajo bien pagado tienden a aceptar.
Por este motivo, los jóvenes pierden su foco, su objetivo, porque no saben realmente qué les gusta. La periodista Sandra del Río aconseja que en un trabajo lo ideal es insistir, aunque no te hagan caso. Si insistes al final consigues lo que te propones, y a las empresas les gusta porque así demuestras que verdaderamente quieres trabajar allí, “no hay que tener vergüenza, hay que insistir hasta que consigamos nuestro objetivo y no perdamos el foco”, afirma del Río.
Sandra del Río, licenciada en Periodismo, trabaja editando la revista Lifestyle de Porcelanosa. Realiza cuatro revistas al año y los lectores son compradores de las marcas de porcelana. Además, la suelen leer arquitectos, interioristas, que ven a otros profesionales de este sector hablar sobre estos temas.
Anteriormente, trabajó como directora en el grupo Condé Nast hasta 2017. Dentro del grupo, también fue directora de la revista masculina GQ y directora editorial de los títulos de Condé Nast en Latinoamérica, con sede en Miami para controlar y potenciar todas las publicaciones en habla hispana.
Cabe destacar, la revista Condé Nast Traveler, la cual informa sobre viajes de lujo y estilo de vida. Ganó 25 National Magazine Adwards y es reconocida alrededor del mundo por su política de veracidad en los viajes, lo que la convierte en la guía independiente más confiable del mercado.
Del Río aclara que “esta revista es para viajeros y no para turistas”, los turistas se limitan a ir a los sitios y echarse algunas fotografías para las redes sociales, mientras que los viajeros observan con detenimiento cada icónico lugar de sus aventuras.
El periodismo es vocacional, “el talento solo no vale, la determinación es fundamental”, asegura del Río. Ella estuvo trabajando tres años llevando café, y no le daban la oportunidad de mostrar sus dotes, hasta que un día decidió escribir por su cuenta un artículo sobre una noticia morbosa. Su determinación fue lo que le llevó al éxito.
Actualmente, existe una gran diferencia entre escribir para papel y para digital. La cultura digital es inmediata, excitante, visual, el lenguaje se sintetiza, mientras que la cultura escrita es totalmente diferente. Según del Río “nos cuesta escribir y dejarnos llevar”, cualidad imprescindible para escribir en papel. Este factor resulta difícil para un trabajo que te exija escribir tanto a papel como digital, teniendo en cuenta que los jóvenes periodistas están acostumbrados a escribir en digital, no solo para revistas de este tipo, sino en redes sociales, como Instagram, Twitter, etc.
A pesar de que cada vez hay más medios digitales, no podemos olvidarnos del periodismo impreso. Si no sabemos de dónde venimos tampoco sabremos a dónde vamos. Una persona que se va a dedicar al periodismo tiene que conocerlo en todas sus dimensiones, desde una base cultural general hasta las especializaciones.
Algunos de los consejos que la periodista envía a los jóvenes estudiantes de periodismo cultural de la Universidad CEU San Pablo durante esta master class incluida en la asignatura Información y Crónica, es que un profesional de este sector tiene que saber moverse y tener soltura y más conocimiento que los lectores para no aburrir. La forma de escribir tiene que ser clara, objetiva y con “chispa”. Siempre hay que aportar información porque no todo puede ser ciencia ficción, pero sin traicionar a la verdad ésta se puede adornar para conseguir enganchar al lector.
En el periodismo, primero tienes que seducirte a ti mismo, tienes que leer y releer tu texto y si a ti te aburre, también aburrirá al lector. Nunca hay que dejarse llevar por un “qué más da, si no van a llegar a leer el final”.
