Reminiscencias a una vida de otra época

Dibujo de Andrés Rosi

Cuero, pinchos, crestas, rastas, melenas, gafas de pasta… abanicos, tocados, monóculos, levitas, habanos, polvos de talco… El barrio de Tribunal, cuna de la famosa ‘movida’ madrileña y hoy en día centro neurálgico del movimiento alternativo, destila un olor a bares de rock, a tiendas de segunda mano y a lugares de esos llamados ‘con encanto’. Invadido cuando caen las sombras por los jóvenes −y los no tan jóvenes que, acompañados de grandes cantidades de alcohol y tabaco, exprimen al máximo las noches madrileñas; con la luz del sol, los vasos de mini y las litronas dan paso a los pasteles, los libros, la ropa y los discos, a lo largo de un sinfín de variopintos establecimientos.

Pero aún hay más. En una de sus calles más famosas, concretamente en la Calle de San Mateo, entre las rejas de bares que sólo se subirán cuando caiga la noche, encontramos unas imponentes puertas de madera que se abren ante nosotros para ofrecernos un viaje cultural por una España de otra época. Son las puertas del Museo del Romanticismo. ¿Entramos?

Suelos de madera cubiertos con espectaculares alfombras, paredes de diferentes colores de las que cuelgan bonitos cuadros, y una gran variedad de lujosos elementos cuidadosamente dispuestos para que el interior del museo se presente ante nosotros como un lugar que nos parece inalcanzable y maravilloso pero que a la vez nos resulta acogedor. Al recorrerlo, en cada estancia descubrimos nuevos objetos fascinantes que forman parte de una selección de las mejores piezas de la pinacoteca. Asistimos a un paseo a través de una colección de gran riqueza y heterogeneidad que combina pintura, miniatura, mobiliario, artes decorativas, estampa, dibujo y fotografía, y que ofrece así al visitante una visión global sobre el arte, la historia y la vida cotidiana de la España del Romanticismo.

Confieso que tras ver películas como Orgullo y Prejuicio o Las amistades Peligrosas, siempre he guardado en secreto el deseo de poder vestirme algún día con un traje de época para después pasearme con mi ostentoso vestido por largos pasillos de almohadilladas alfombras y sentarme a una mesa primorosamente decorada a comer exquisiteces con cubiertos de refinada plata. El Museo del Romanticismo no te ofrece una experiencia así pero sí que hace que, por unos minutos, te sientas como una dama de alta alcurnia paseándose por su palacete en el centro de Madrid. Eso sí, cambiando las largas faldas y los zapatos de encaje por los pantalones vaqueros y las zapatillas Converse.

 

Lugar: Calle de San Mateo, 13.

Horario: De martes a sábado: de 9:30 a 20:30; Domingos y festivos: de 10:00 a 15:00.

Precio: Entrada general: 3 euros; Entrada reducida: 1,50 euros. También posibilidad de entrada gratuita.

Imágenes obtenidas en la página web del Museo del Romanticismo.

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