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Raquel Cabest: ‘En el amor siempre vamos a matar o a morir’

Raquel Cabest

Concédeme esta guerra, así se llama el primer libro de Raquel Cabest. Un poemario que ha visto la luz gracias a Valparaíso Ediciones, y que podemos encontrar en las mejores librerías. Su autora, una joven de Burgos que ahora pasea por las calles de Madrid, nunca imaginó que sus creaciones literarias tendrían tanto éxito en las redes sociales. Y mucho menos que eso le daría la oportunidad de escribir un libro. «Me pilló tan desprevenida que ni siquiera tenía un pequeño boceto de lo que sería mi futuro libro». Y Así, con el corazón en un puño y frente a una página en blanco se puso a componer la que sería su primera criatura.

Un poemario que desde la portada declara que habrá un claro vencedor, el dolor. Las lágrimas de una joven descansan sobre una pistola que mantiene sobre su mejilla izquierda. Sus ojos tristes capturan y prometen no soltar al lector durante el viaje por el interior de sus páginas. Cabest nos confiesa que la única cosa que tenía clara antes de escribir el libro fue la portada. «Quería que apareciese una pistola en la portada y eso quizá fue el detonante de todo el libro». La primera página nos da la siguiente pista:

 

«Al amor en tiempos de guerra. Al de mi vida y mi muerte también».

 

Y con el título del primer poema, Guerra fría de corazones, caemos en la cuenta de que el libro recoge las cenizas de lo que fue el amor. Una batalla campal contra el desamor y su amargo sabor. Un libro que Raquel Cabest describe como «un grito contradictorio de auxilio y desesperación». Pero también como una tregua, ya que cierta felicidad se desliza por sus últimas páginas. Hasta aquí os podemos hablar de Concédeme esta guerra, ahora os dejamos descubrir las luces y sombras de su creadora:

 

 

Raquel Cabestrero, autora de ‘Concédeme esta guerra’ | Instagram Raquel Cabest

 

CULTURA JOVEN: ¿Recuerda cómo eran sus primeros relatos y cómo llegó finalmente la poesía? 

RAQUEL CABEST: Recuerdo que cuando era pequeña solía escribir cuentos para el colegio, esos quizá fueron los primeros relatos. Me gustaba inventar historias y personajes sin saber muy bien qué buscaba en la escritura, pero supongo que crear un mundo de fantasía en el que cualquier cosa que yo quisiese podía ser, como un sueño a la carta. Podría decir que descubrí la poesía con el primer amor, pero no fue hasta años más tarde cuando me sumergí por completo. Me alejé de todo y de todos y me fui a vivir a Londres. Fue un momento difícil y sobre todo de soledad, en el que necesitaba buscarme y poder encontrarme de alguna manera.

CJ: ¿Cuáles son sus escritores de referencia?

RC: Autores de ayer, de hoy y de siempre como Neruda, Pizarnik, Benjamín Prado, Luis García Montero, Carlos Salem, Elvira Sastre…

CJ: ¿Imaginaba alguna vez que conseguiría escribir un libro de poemas? 

RC: ¡Jamás! Escribir para mí era algo que me gustaba hacer y más que eso, una necesidad. Nunca llegué a planteármelo porque nunca lo consideré una meta. Más tarde cuando empecé a publicar mis escritos por las redes y vi que tenían bastante aceptación pensé en esa idea pero como algo muy lejano. No sabía nada ni había estado nunca en contacto con el mundo editorial.  Hasta que en Diciembre del año pasado Valparaíso Ediciones contactó conmigo y me lo propuso. La oportunidad llegó por sorpresa y me pilló tan desprevenida que ni siquiera tenía un pequeño boceto o algo diseñado de lo que sería mi futuro libro. Tuve que empezar desde cero abriendo una página de Word en blanco.

CJ: Las redes sociales han sido un poco su catapulta para dar a conocer su trabajo. ¿Cómo es convertirse en escritor de masas de la noche a la mañana?

RC: Sí, en un mundo donde la información se mueve tan rápido, llega tan lejos y pasa por tantas personas es increíble. Desde luego es algo a lo que no te acostumbras, y tampoco quiero. Yo creo que uno no es del todo consciente del impacto que tiene. Algo que puedes escribir en un momento dado en tu casa y lo compartes a través de las redes sociales, en cuestión de segundos está tocando miles de conciencias. Lo cual es bonito porque te permite una conexión directa y al mismo tiempo, una enorme responsabilidad.

CJ: ¿Tuvo claro desde un principio que iba a llamarse así el libro?

RC: No, nunca tuve claro el título. Más que nada porque aparte de que no me había planteado la idea de un libro, yo soy una persona bastante indecisa. ¡Imagínate una decisión así! Lo que sí tenía claro es que quería que apareciese una pistola en la portada y ese quizá, fue el detonante de todo el libro.

CJ: ¿Cree que el amor es una guerra sin cuartel?

RC: Creo que el amor es lo más complicado que existe y que nosotros lo hacemos más. En el amor, conscientes o no, siempre vamos a matar o a morir. Es una bala y ni siquiera decides si esquivas, o eres diana. Pero supongo que al fin y al cabo, el amor siempre podrá lo que nosotros no.

CJ: ¿Qué significado tiene Concédeme esta guerra?

RC: El libro es una lucha interna de sentimientos, tanto propios como ajenos. Es un grito contradictorio de auxilio y desesperación. Un camino largo de búsqueda y aceptación frente al desamor. Aunque en la última parte, he de decir que doy una pequeña tregua y también se incluyen poemas felices, o al menos no tan tristes; donde después de haber aguantado la respiración, se sale a la superficie, coges una bocanada de aire y eres capaz de sentir alivio.

CJ: ¿Sufrir por un amor imposible es el dolor más poético? 

RC: El sufrir por amor en general, no es que sea un dolor poético en sí, de hecho ojalá no lo fuese… Pero lo cierto es que todo lo bonito lo es porque hay una pequeña tristeza dentro que sabe dosificarlo. A partir de ahí pueden suceder dos cosas, que simplemente te duela o que lo conviertas en poesía. Y entonces, probablemente duela más. Recrearse en el dolor es peligroso pero ayuda a la hora de escribir poesía porque es lo más visceral que existe.

CJ:¿Quién sería Raquel Cabestrero sino escribiera poesía?

RC: ¡Qué pregunta más difícil! Supongo que sería la misma Raquel soñadora e impulsiva de siempre, solo que intentaría canalizarlo de otra manera. Quizá de una forma más simple o menos complicada no lo sé, pero sentiría un vacío inexplicable que de algún modo u otro intentaría que me condujese a la poesía de nuevo. Me gusta que Raquel Cabestrero haga lo que hace.

CJ: ¿Tiene en mente volver a escribir un libro?

RC: Lo que no tengo en mente es dejar de escribir. Si hay quien vuelva a confiar y a apostar por mí para futuras publicaciones, desde luego me encantaría.

CJ: ¿Puede terminar la entrevista con la mejor frase de ‘Concédeme esta guerra’?

RC:  «Lo peor de que se pase la vida es que antes se pase el amor. Y lo peor de que me olvides, es que antes te olvide yo«.

 

DESDE EL OTRO COSTADO

Hoy nos dejamos de ser

para sernos por separado.

Siempre tuya:

Con dolor,

desde el otro costado.

 

Y que lo que no me hiciste con la boca,

me lo digas a escondidas.

Y que lo que no te hice con amor,

te lo diga con olvido.

 

Tal vez éste juego de damas

siempre estuvo inclinado.

En diagonal para poderte ganar.

Y en blanco y negro para acabar siendo

retrato antiguo de dos extraños inmortalizados.

 

Y si te quiero cobarde,

es porque un día te amé valiente.

Y si te quiero distante,

es porque nunca te quise ausente.

 

Éramos indestructibles a ratos.

Frágiles como la lluvia suave

que moja en silencio.

Te acercaste antes de verme fallar

y me fallaste antes de verme caer.

 

Y lo peor de que se pase la vida,

es que antes se pase el amor.

 

Y lo peor de que me olvides,

es que antes te olvide yo.

Raquel Cabest 

 

 

 

 

 

 

 

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