¿Usted cree en las profecías? Constantemente, y como si fuera un juego de tira y a floja, los humanos hemos sido partícipes de crear paradigmas frente a diferentes extraños sucesos. Los ovnis, el fin del mundo, el triángulo de las bermudas y el hundimiento del Titanic se han visto permeados de nuestros mitos.
Sin embargo, y haciendo énfasis en esta última, existió un hombre que publicó, catorce años antes del terrible suceso con el RMS Titanic, por primera vez la novela El hundimiento del Titán: O la inutilidad. El escritor Morgan Robertson hablaba del naufragio de un transatlántico considerado insumergible debido a la colisión con iceberg y de la muerte de casi todos sus pasajeros por culpa de la falta de botes salvavidas.
Para esa época, el libro no tenía gran importancia, hasta que en la madrugada del 15 de abril de 1912, se hizo realidad con el hundimiento de la gran nave. Por consiguiente, los medios de comunicación se fijaron en las numerosas similitudes entre la novela de ficción y la real.
Maldiciones, profecías y visiones por parte del escritor, fue el tema de conversación ante tal suceso. Ahora, en pleno 2023, dicha obra sigue causando revuelo debido a la desaparición de un sumergible extraviado mientras realizaba una visita turística al Titanic. Dicha nave ha generado aún más inquietud, no sólo por su rescate contrarreloj a causa del poco oxígeno que tienen disponible los pasajeros, también porque lleva como nombre Titán, el mismo como el barco que centra la novela de Robertson.
Una profecía que causa malestar
No sólo el nombre de la nave es la coincidencia más cercana a esta teoría, el tamaño y el diseño del Titan son muy similares a los del Titanic (aunque el real era un poco más largo). Además, en ambos botes llevaban salvavidas insuficientes y, lo más sorprendente, es que se hunden en el mismo mes: abril.
La novela que nos ocupa describe el viaje de un trasatlántico desde Nueva York hacia Irlanda. Es la ruta inversa que hacía el Titanic durante su viaje inaugural.
Cabe mencionar que, Robertson (1861-1915) estaba estrechamente relacionado con este tipo de historias, pues se unió a la marina mercante cuando tenía 15 años y trabajó en ella hasta los 38. Al retirarse, decidió dedicarse a escribir. Finalmente, el autor dijo haberse inspirado en un sueño que tuvo para escribir el argumento: la trama estaba servida para que los medios de comunicación hablaran de profecías y maldiciones.
