Por qué el perro de Obama es más interesante que tú

Bo, el perro de la familia Obama

Siempre consiguieron la amistad del hombre a través de una fidelidad inestimable. Ahora también han logrado ser más interesantes que los hijos, maridos y mujeres de las celebrities más aclamadas.  Es la ‘dog-manía’, una tendencia literaria del periodismo norteamericano que consiste en indagar en la vida de los caniches, sabuesos y yorkshires de los famosos del mundo.

 

 

Bo es el ejemplo más claro de la creciente expectación por las vidas perrunas. La mascota de la familia Obama aparece en más de 50 artículos norteamericanos y cuenta con su propia página en Wikipedia, igual que sus antecesores Barney (el terrier de George Bush) y Buddy (el labrador de Bill Clinton). Y así hasta completar una larga lista de perros presidenciales que convierten casi en una obligación gobernar Estados Unidos con uno de los simpáticos animales al lado.

La moda de indagar en la vicisitudes de los canes también se extiende a personajes menos históricos y más morbosos. Renee Zellweger y Dylan, Gwyneth Paltrow y Holden o Adam Sandler y Matzoball, son algunas de las parejas birraciales que despiertan la curiosidad entre los lectores del país de las hamburguesas.

Renee Zellweger y su perro Dylan El éxito de las biografías de perros todavía es una incógnita, pero el caso es que cuando aparece en un periódico o revista el número de lecturas se incrementa de forma considerable. Por eso, The Wall Street Journal recomienda a sus periodistas emplear todo lo canino como un truco efectista para aumentar el interés de un texto.

Un interés que, en palabras de Juana Libedinsky, probablemente no emane del can, sino que este  “no sea más que una excusa para hablar del famoso o cualquier otro tema”. Excusa o no, los ladridos acaparan con rapidez el hueco mediático de las voces humanas. Es el indicio que se deduce de la publicación de la biografía de Rin Tin Tin, el pastor alemán que apareció en numerosas películas y protagonizó una serie de los años 50.

De momento, este furor a cuatro patas no ha crecido más allá de los límites americanos. Quién sabe si dentro de cinco años todos nos morimos de ganas por saber cómo es el perro de Rajoy o a qué juega con su cachorro Maribel Verdú. Un vaticinio de posibilidades apabullantes, si tenemos en cuenta ese afán tan español de copiar todo lo que sea made in USA. ¿Si ya consiguieron que lleváramos chihuahuas en los bolsos por qué no van a lograr que ahora queramos leer sobre ellos? 

Bo’s First Day from The White House on Vimeo.

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