Polémica Plataforma a la fama

Portada de Plataforma

El pasado mes de octubre la Editorial Anagrama publicó en nuestro país El mapa y el territorio, última novela hasta la fecha del francés afincado en España Michel Houellebecq. Este escritor se ha venido catapultando de un tiempo a aquí a lo más alto del star system literario internacional, llegando a ser comparado por muchos críticos literarios con figuras de la talla de Albert Camus. Sin embargo, gran parte de su fama no ha estado vinculada a su obra en sí, sino a la polémica que levanta a su alrededor. El germen de la controversia, que ha sido a la vez premio y castigo para el autor, fue su novela Plataforma.

Plataforma, hasta la fecha su trabajo más conocido,  levantó gran revuelo al ser tachada de islamófoba, amoral, misógina y pornográfica; adjetivos que, debido a unas declaraciones un tanto inoportunas, se han acabado aplicando también al propio Houellebecq. En esta novela el autor nos pone  en la piel de Michel Renault, un funcionario del Ministerio de Cultura francés al que difícilmente se puede coger cariño: su vida es todo lo rutinaria y aburrida que cabría imaginar, no tiene ninguna clase de aspiración ni sueño, es cínico, antipático, putero… Sin embargo, tras el asesinato de su padre consigue una gran herencia e intentará romper con su monótona vida apuntándose a un viaje organizado a Tailandia con el propósito de realizar turismo sexual. En este viaje conocerá a Valérie, de la que se enamorará y con la que emprenderá un nuevo y controvertido negocio: cadenas hoteleras con servicio de prostitución en países exóticos subdesarrollados.

Michel HouellebecqCon estas premisas ya se puede deducir de dónde salen la mayoría de los calificativos con los que se ha estigmatizado a la obra, sin embargo, lo amoral y misógino no es la novela sino la sociedad que en ella se describe que, por desgracia, es la nuestra. El tema principal es la burda concecpción del sistema capitalista actual, que logra asimilar incluso un negocio tan sórdido como la prostitución con tal de expandirse y ampliar sus fronteras. Sobre esta base, Houellebecq va construyendo la trama y lapidando puntualmente y sin piedad, con cinismo e ironía, temas tan espinosos como el islamismo, la situación de Cuba, la pobreza, la moral occidental y su ausencia de valores… Para ello se sirve de los diálogos y pensamientos del protagonista, de modo que el antihéroe Michel Renault se convierte en una suerte de Cioran domesticado o Nietzsche de andar por casa al cual no se sabe muy bien si odiar o amar: desde el punto de vista moral, es todo lo indeseable que cabe esperarse y, sin embargo, es tan aplastantemente sincero cuando habla del amor o de la sociedad que a veces provoca lástima e incluso ternura.

Portada de El mapa y el territorioCitados los motivos por los que la novela ha sido tachada de amoral, islamófoba y misógina, sólo queda hablar de la etiqueta de pornográfica. Este último estigma es difícil de rebatir: Houellebecq es explícito y lascivamente detallista, y aprovecha la más mínima ocasión para demostrarlo. Visto así, no es de extrañar que algún puritano se haya echado las manos a la cabeza (y seguro que a alguna otra parte) tras leer determinados pasajes. Sin embargo, cabe preguntarse qué tiene de peyorativa esta etiqueta: es evidente que no es una novela para niños, y tal vez lo sexual sea incluso lo menos escandalizante de la obra.

Hablar de Plataforma sólo por la polémica suscitada no es hacerle justicia: es una obra realmente interesante cargada de cinismo, humor negro y crítica social, que hará las delicias de todo aquel que busque un libro distinto y provocador. La línea que separa a las personas a las que esta obra les encantará de las que se horrorizarán es muy delgada, y andar de puntillas por ella tremendamente divertido.

 

(Fotografía de Michel Houellebecq por Hendrik Speck. Reservados algunos derechos)

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