El Cavernícola es el monólogo que ostenta el récord de permanencia en la historia de Broadway, se ha llevado a más de treinta países y en Madrid ya va por la tercera temporada. Todo un fenómeno del arte escénico, ideal para pasar una buena tarde y aprender a reírse de uno mismo.La primera representación de esta obra escrita por Rob Becker tuvo lugar en 1991 en San Francisco. Una vez en Broadway, el éxito fue de tal magnitud que el por entonces alcalde de Nueva York, R. Giuliani, proclamó el 18 de julio el Día del Cavernícola y renombró la calle West 44th Street como Caveman Way.
Centenares de actores han sido ya alrededor del mundo hombres de las cavernas, un papel anhelado pero a la vez desafiante. En Barcelona lo es Josep Julien, y aquí en Madrid lo es Nancho Novo, un actor en estado de gracia que a pesar de afrontar en solitario hora y media de texto se gana al respetable desde el primer segundo.
La clave del éxito de este ingenioso monólogo es la identificación del público con las situaciones que se tratan: las relaciones entre hombres y mujeres. Los espectadores se ven reflejados en el personaje, que trata de conectar las formas de comportarse de hoy en día con la manera de actuación de hace miles de años, para finalmente llegar a la conclusión de que no hemos cambiado casi nada desde entonces.
El Cavernícola se apoya en audiovisuales y un atrezzo mínimo (una toalla) para hacer una radiografía perfecta de la diferencia entre sexos que arrastramos desde la edad de piedra. A pesar de la sobriedad de elementos, no se echa en falta nada más.
Las buenas críticas no han llegado sólo por parte del público, sino también de la prensa de todos los países en los que ha sido representada la obra. El Cavernícola, con Nancho Novo, está en el teatro Fígaro-Adolfo Marsillach de miércoles a domingo.